Capítulo 26.-

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Lo que siento

Lanoy

Han pasado varios días después de la fiesta, y Nathalia sigue sin aparecer, estoy desesperado y preocupado. Me arrepiento de lo que sucedió aquel día en la fiesta.

Días atrás...

Ese día cuando llegué de la fiesta, la vi ahí en un banco en el bar, estaba tan hermosa, el verla me provocaba abrazarla y protegerla, la quería, y mucho; pero no estaba sola, afloró en mi la impotencia, una, por ver a otro a su lado, y otra, el no poder todavía confesarle mis sentimientos; aunque, en algunas ocasiones, estuve a punto de hacerlo, dentro de las cuales hice algunas cosas precipitadas y sin poder darle alguna explicación, ya que ella me consideraba un amigo.

La vi bailando antes, con ese chico, aunque es amigo de la familia, pero, la verdad era que moría de celos. Ella era mía y de nadie mas, debía dejarlo saber, así que, decidí acércame a ellos, y entonces hablé.

- Buenas noches a los dos, cuánto tiempo sin verte Armando, dónde has estado amigo mío, ¿cómo estás?

- Hola Lanoy, digo lo mismo, estoy bien, mejor aún con la compañía de la belleza que está a mi lado- me dijo- Te he llamado muchas veces, pero nunca respondiste a mis llamadas.

- Oh, perdóname, he estado muy ocupado últimamente, espero disfrutes como siempre –le dije.

- Bueno, como te dije antes, con esta compañía que tengo, claro que voy a disfrutar, bueno, es en el buen sentido de la palabra, no te ofendas Nathy- dijo Armando.

Solo sonreí. Pero entonces le dije:

- Bueno amigo mío, lo siento mucho, pero Nathalia es mi compañera hoy, así que, ve mirando alrededor y encuentra a otra persona- Tomé el brazo de Nathalia y me la llevé de ahí.

Vi a Nathalia como dudosa y sorprendida por mi actitud...

- Lanoy, ¿qué te pasa? ¿Por qué actúas así? –me preguntó- ¿cuándo me dijiste que sería tu acompañante?, porque que yo sepa por ahí anda tu amiga, que no quiere que nadie se te pegue. –me dijo molesta.

- Nathalia, ¿tú conoces a ese hombre? -le dije un poco molesto- y tan rápido accediste a bailar con él... permitiendo que te toque.

Lo que hizo fue sonreír y entonces me contestó:

- Pero un baile no es nada, además, ustedes son amigos, y para bailar hay que usar las manos, y él lo hizo con respeto. ¿Por qué estás tan molesto? - me preguntó- además estaba aburrida sola, y me gusta bailar, vinimos a divertirnos ¿no?

Me moría de los celos...

- Oh, ¡te gusta bailar! ¡viniste a divertirte!, y te vistes tan provocativa para eso... -le dije- Pues ven, vamos.

Y la llevé a la pista de baile, pero la canción que sonaba era lenta y romántica y por casualidad era nuestra canción favorita. Así que, la tome por la cintura, la deseaba. La pegué a mí, así sentía que me pertenecía, me gustaba mucho, me sentía bien al tener su cuerpo junto al mío. Por un momento se quedó tranquila, ahí tan cerca y apegada a mí.

- Preciosa, esta noche quiero que solo bailes conmigo-le dije.

- ¿Eso es lo que deseas? -me preguntó.  No respondí sino que...

Nos miramos a los ojos, mientras nuestros cuerpos bailaban al song, de la canción, no nos dimos cuenta cuando la música se detuvo, era un placer estar con ella.

Entonces tan inoportunamente, me llamaron porque ya era el momento del discurso, me correspondía como dueño de la empresa.

Antes de ir a dar el discurso, como todo un caballero, la llevé a una mesa y le dije que me esperara ahí, y obedeció. Estaba hermosa, con ese vestido tan especialmente pegado a su cuerpo.

Cayendo en tus AlasWhere stories live. Discover now