Capítulo 31.-

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La Fiesta

Todo estaba distinto a cómo había dejado, han pasado alrededor de trece años, y algo más; muchos recuerdos golpearon mi mente, pero no voy a caer, no me desvaneceré, ya estoy aquí, haré lo que tenga que hacer en su momento, primero disfrutaré estar cerca de Lanoy, y de la fiesta y luego... La bomba.

Nos tomamos alrededor de media hora para llegar a mi casa, el lugar que me pertenece, por fin después de tanto tiempo he vuelto y no había olvidado la pequeña calle rodeada de árboles y flores antes de llegar a la entrada de la casa colonial en forma de Castillo, con sus colores peculiares blanco crema, matices grises y en dorados en ciertas áreas específicas.

El auto se detuvo en el parqueo destinado para tal caso, en el cual había decenas de autos de todos tipos. Y, mi corazón empezó a latir rápido, mi cuerpo empezó a temblar, había llegado el día esperado, pero en el momento no sabía qué hacer; así que, mi primo me tomó la mano y me dice...

- Analís tranquila preciosa, yo estoy contigo, ahora es tu momento todo saldrá bien –me dijo.

Lo miré con cariño, e hice el ejercicio de respiración en lo que mi primo rodeaba el auto para abrirme la puerta. Llegó la hora de enfrentar mi pasado mis miedos y a los que arrebatan todo y me hicieron daño. Mi primo abrió la puerta y salí y en ese momento, ya me sentía una ganadora; unos pasos más y estaría dentro.

con mi brazo derecho entrelazado con el de mi primo, entramos por la gran puerta del palacio enfrente de la cual habían dos guardias de la realeza, estos cuando nos acercarnos, abrieron la puerta de dos hojas a la vez. Entramos, el salón estaba lleno de personas de diferentes lugares, princesas príncipes, Reyes, y diferentes personas de la realeza.

La música animaba el lugar, todo estaba en el mismo lugar que antes; cuadros, obras de artes, muebles, estantes, y así por el estilo. La persona encargada de la fiesta, el mismo de tiempos anteriores pero un poco mayor, el leal mayordomo Samuel, de niña, siempre me consentía; me hubiese gustado darle un abrazo y decirle que era yo, pero no era el momento, nos invitó a pasar.

Miré los alrededores del salón, y ahí estaba él, Lanoy y Leonardo a su lado, en un lugar apartado del salón, llevaban antifaces, pero aún con los ojos cerrados los reconocería. Nosotros también usamos antifaz, así que, era difícil reconocernos. Entramos, estaba tocando una banda musical asignada para ese día a mi entrada todos los ojos se posaron en mí tanto hombres como mujeres, estas últimas, chismeaban y murmuraban entre Sí, no les hice caso así que continúe con mi cabeza en alto, nos paramos en un lugar discreto, y mi primo, fue por una bebida.

Fue entonces cuando uno por uno de los hombres, fueron acercándose a mí para pedirme bailar, algunos acepté, y a otros no; mi primo se ha tardado, no sé en qué pudo entretenerse, aunque ahora recuerdo tenía que reunirse con Maquensy, mi abogado.

Momento después, me siento ya cansada; así que, miro alrededor nuevamente a ver si puedo encontrar a mi primo con la vista, pero, no me había percatado de que Lanoy me estaba mirando muy atentamente, nuestros ojos se encontraron, le sostengo la mirada por algunos segundos, y luego lo ignoro, entonces, me dirijo al jardín, sé que puede ser capaz de seguirme, pero quiero disfrutar un momento de coquetería con él, como hace mucho no lo hago.

Bajo despacio por los escalones y me quedo parada en la terraza de espalda a la fiesta, mis ojos se dirigen hacia una hermosa rosa de color rojo sangre, me encantaba. De pronto, alguien detrás me habla...

- Esa rosa, es del color de tus labios –fijo- perdón que se lo diga, pero no puedo hacerle caso omiso a tal belleza.

Me volteo despacio, aunque reconozco la voz, es Lanoy, mi Lanoy y le sonrío.

Cayendo en tus AlasWhere stories live. Discover now