Capitulo 116: Soledad De Una Inmortal.

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Viéndose totalmente despojada de sus vestiduras la chica en ese espacio vacío donde no tenía ni principio ni final miraba a la nada absoluta.


Por primera vez en su vida sentía como su divinidad no valía nada, pues en las extremas fauces de esa oscuridad manos espectrales empujaron sus afiladas garras hasta lo más recónditos rincones de su cuerpo.


Era una sensación horrible, dolor, ardor, lo sentía todo y a la vez nada. En lo más profundo de su ser deseaba que esa pesadilla terminara lo más rápido posible para despertarse y no volver a cerrar los ojos jamás.


...


[Ameli: ¡!]


Abriendo sus ojos con fuerza su garganta agarró una buena cantidad de aire para luego expulsarlo e inhalar con velocidad.


Luego de tomarse unos segundos para sí misma, haciendo un poco de esfuerzo logró sentarse en su propia cama para darse cuenta de que estaba en ropas más ligeras que de costumbre.


Se tocó un poco su pecho y su frente para notar que estaba chorreando sudor.


Los recuerdos de lo que hacía con anterioridad llegaron a su cabeza solo para que más interrogantes nacieran en vez de respuestas.


[Aqua: Hola.]


[Ameli ¡! ¿Qué estas haciendo aquí? ¡Y-ya te dije que no pienso unirme a tu culto!]


Sentada desde el borde de su cama dio con Aqua.


[Aqua: Te desmayaste y tuve que cargarte hasta tu cuarto.]


[Ameli: Si, ¿y?]


Conociendo por como es Aqua esta chica es capaz de realizar cualquier acción para que al final termine cobrando a su beneficio.


Ya que por lo mismo es muy difícil a Aqua realizando un acto de puro corazón sin intención alguna de interés personal.


[Aqua: Bueno... estabas muy mal, me preocupé bastante y no podía quedarme sin hacer nada mientras sufrías.]


La pequeña confesión de la diosa ocasionó que ella pensara un poco sobre sus palabras, es más inconscientemente se tocó su pecho para evaluar que ya no sentía aquellos dolores.


-Se han calmado por ahora... ¿Cómo es posible que me sienta mal usando un cuerpo mortal?


La ausente voz irritante de la peliazul la hizo devolverla a la realidad.


Cuando se fijo en ella notó que la miraba fijamente sin ningún atisbo de perder de vista a su objetivo.

Konosuba:  Mímica empaticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora