Capitulo 167: Compañeros con mala afinidad.

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 La madera quemada del campamento que alzamos anoche se consumía con el salir del sol, y así un nuevo despertar sumió nuestros ojos.


—No falta mucho, solo estamos a una hora de Baldoa.


Seresdina anunció mientras abría el mapa y alzaba la voz.


—¿Todavía estás perdiendo el tiempo? ¿Qué haces aquí holgazaneando?


Desde la comodidad de las ramas de un árbol, mi tranquila siesta se vio abruptamente interrumpida por la llegada de una voz irritante.


Entorné los ojos hacia la fuente del ruido, consciente de que la molestia se avecinaba en forma de palabras agudas.


—No hubo monstruos anoche y no siento ninguna amenaza cercana. ¿Por qué no aprovechar y tener un pequeño festejo?


Respondí con desgana, sabiendo que mis palabras solo añadirían combustible a la furia del que se acercaba.


—¡Al menos podrías ayudar a recoger las cosas!


Mientras este individuo continuaba su regañina, alcé mi mirada de manera casual, y mi respuesta pareció empeorar su estado.


—Mientras tú perdías el tiempo discutiendo en esta charla inútil, yo ya transporté nuestras pertenencias al carruaje.


Señalé con desgano el lugar donde habíamos colocado nuestras pertenencias, ofreciendo la evidencia de mi afirmación.


—Además, todo parecía un desastre aquí. Así que tomé la iniciativa de reorganizar nuestras cosas.


La expresión de este individuo cambió, pasando de fastidio a confusión en un instante.


—¿¡Qué hiciste que!?


Itsuki y Ren verificaron sus pertenencias, confirmando mis palabras con gestos de aprobación.


—¿Dónde está?


Él exclamó con urgencia al tiempo que revisaba de forma apresurada su equipaje mandando al caño el mínimo de energía que puse para activar mi programa.


Sus pasos apresurados indicaron que se acercaba. Obviamente no tuvo éxito en encontrar su pertenencia.


—¿Dónde está qué?


Respondí con falsa inocencia, aunque siendo sinceros...


[—Solo desechamos lo que era basura.]


Motoyasu se acercó con una mezcla de ira y frustración, y era evidente que no estaba de humor.

Konosuba:  Mímica empaticaWhere stories live. Discover now