Capitulo 183: Fin de los tiempos (1)

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Con un solo paso, una comprensión colectiva se apoderó de los héroes reunidos: huir no parecía una mala idea después de todo.

Sin embargo, sus cuerpos rehusaban seguir sus instintos; era su cerebro, o más bien, su orgullo, lo que los mantenía congelados en su lugar.

Pero la verdad era que estaban paralizados, incapaces de moverse, conscientes de que cualquier gesto los convertiría en el blanco de aquel depredador.

Quizás era una cruel ironía del destino o una maldición, pero ahora se encontraban frente a frente con el comandante de un ejército inmortal.

Su nombre era Beru, el asesino de dioses, la mano ejecutora del Monarca de las Sombras.

-Kehekuahe. – Beru comenzó a hacer sonidos extraños con su boca.

Un científico entre ellos, familiarizado con el comportamiento de los insectos, reconoció el acto.

Era una táctica común entre las hormigas: un chirrido siniestro entre sus mandíbulas para aterrorizar a sus adversarios.

Sin embargo, antes de que Beru pudiera hacer algo, una chica de cabello naranja se paro frente a todos los héroes, mirando al insecto humanoide con una mirada de odio.

Sin embargo, antes de que Beru pudiera hacer algo, una chica de cabello naranja se paro frente a todos los héroes, mirando al insecto humanoide con una mirada de odio

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-¡Que mierda hacen temiendo ante un simple insecto! – grito Seryu - ¡Como se atreven a hacerse llamar héroes y le temen a literalmente una hormiga!

El grito de Seryu inyectó nueva vida en la moral de los héroes. Sus voces se alzaron en un clamor de victoria, listos para enfrentarse contra la hormiga humanoide.

Uwhaaaaaaaaaaa*

Al lado de Seryu, un perro gigantesco emergió, sirviéndole como montura.

-¡¡Te voy a echar raid, cucaracha malnacida!! – grito con furia Seryu cargando contra Beru.

Este avanzo a gran velocidad contra la hormiga humanoide, siendo seguida de un pelotón completo de héroes.

Si se les considerara una armada, se diría que tenían el potencial de devastar una capital entera por sí solos.

Aunque ellos avanzaran, Beru no se movió en lo mas mínimo, ni siquiera los estaba mirando cuando estos comenzaron a gritar y a insultarlo antes de ir con intención de atacarlo.

-Bajo... – susurro Beru.

-...

Seryu se quedó muda, incapaz de pronunciar palabra alguna. Por alguna razón, ya no estaba mirando al insecto humanoide.

Intentó girar para ver a sus compañeros, pero tampoco pudo hacerlo. Por alguna razón, no podía sentir ni percibir nada desde que el insecto humanoide se había movido.

No obstante, su cabeza se giró para encontrarse con la mirada del insecto humanoide.

-Que poca velocidad. – menciono Beru mirando a Seryu.

Konosuba:  Mímica empaticaWhere stories live. Discover now