Capitulo 12: Buena o mala suerte

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Levi iba y venía por todos los cuartos de la casa intentando llevar un balance perfecto entre limpiar su piso, hacer el desayuno y preparar a su hija para su jornada de clases. No parecía irle tan bien considerando el olor a quemado que comenzaba a inundar la casa.

— Papi, ¿todavía no está listo el desayuno? — Pregunto la pequeña.

Mientras la niña parecía muy metida en arreglar a su muñeca, el hombre intentaba apagar la estufa para sacar el huevo quemado.

— Hoy desayunaremos cereal.— Respondió.

— ¿Y qué voy a comer en el recreo?

— Le diré a Petra que te preparé algo y te lo de antes del recreo. ¿Está bien?

Asintió. Estaban atrasados, los lunes la hora de entrada para los niños era una media hora antes. Levi se propuso a arreglar a la pequeña, colocándola de pie sobre la cama para ayudarla a colocarse el uniforme mientras Mikasa levantaba sus brazos pacientemente.

Después de peinarla con un adorable moño azul del mismo color del uniforme, se colocó sus zapatillas y le preparó su mochila.

— Papi...

— ¿Uhm? — Pronunció guardando algunos cuadernos en su mochila rosa.

— Creo que huele a quemado.

Por un segundo, Levi sintió como las pupilas de su ojo disminuían su tamaño al sentir aquel olor. Maldijo a lo bajo, juraba haber apagado esa estufa hace unos minutos.

— Quedate en ti, en caso de una fuga es mejor que te quedes adentro de tu cuarto.

Volvió a asentir, viendo a su papá irse de su cuarto. Ella procedió a sentarse sobre sus piernitas en el suela de su habitación mientras admiraba su muñeca, el día anterior se había divertido mucho con Eren y su mamá. Incluso con su ayuda consiguió un regalo para su querida mamá que se encontraba de viaje, estaba tan entusiasta por decirle.

— Maldita basura... — Escuchó a su padre maldecir a lo bajo creyendo no ser escuchado.

Casi al instante el teléfono comenzó a sonar a la vez que alguien tocaba la puerta. Pudo reconocer su padre había ido primero a la puerta antes del teléfono, quizás debía ir a ayudarle.

Antes de salir miró la hora, recordando que había ocasiones en las que su mamá llaman a estás horas de la mañana. Y así, dejando su muñeca sobre la cama corrió hasta la sala ignorando por completo a su papá, quien estaba distraído hablando con alguien en la puerta.

Apenas tomó el teléfono lo colocó sobre su oreja para descolgar la llamada.

— Finalmente respondes. Te llamé y escribí toda la noche, ¿dónde se supone que estabas, yo-

— ¿Mami? — Reconoció su voz.

— Oh, Mikasa, ¿Eres tú, linda? — Preguntó algo nerviosa.

— ¡Sí! Mami, estaba esperando que llamarás. Papi me dijo que vendrías a verme hace días y aún no llegas, ¿pasó algo malo en tu viaje?

— Ehm... pues, no. Sólo que hay ciertos lugares en los que no tengo señal.

— Ya veo, ¿y dónde estás ahora?

— Estoy en Alemania visitando a tus abuelitos, quería hablar de eso con tu papi, pero ya que estás, ¿cómo la has pasado, nena?

— Estupendo, ayer fuimos con Eren y su mamá a ver luchas libres y no vas a creer a quien nos encontramos, ¡con Zeke Jaeger! Papi y él estuvieron charlando, parecían llevarse muy bien.

Viejas heridas Where stories live. Discover now