Capitulo 29: Recuerdo

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La puerta había sido abierta con lentitud, dando paso a los recién llegados seguidos de un pesado silencio tras su llegada. Al instante, fueron recibidos por un fuerte aroma a desinfectante y un departamento parcialmente impecable.

Desde el piso recién pulido y paredes blancas, hasta un techo impecable. Pero fuera de aquello, lo que más había llamado la atención eran aquellas cajas amontonadas en la sala cercanas al sofá junto a varios útiles de limpieza.

Parecía el departamento de alguien recién mudado, pensó Hanji.

— Pueden quedarse en la habitación de invitados, si no están cómodos, usen mi habitación. — Comentó Levi.

El hombre había dejado aquel trapo blanco que cubría la mitad de su rostro sobre una mesita con lentitud, a su vez que miraba discretamente al silencioso e incómodo niño que tomaba la mano de su madre.

— ¿Están remodelando el lugar? — Se atrevió a preguntar Hanji, levantando su cabeza para ver el impecable techo.

Él no respondió, simplemente sostuvo su temple de dureza y asintió.

— Acabo de alistar la habitación, las mantas limpias están en el armario junto a algunas pijamas. — Expresó, evidentemente esquivo al tema. Al desviar nuevamente su mirada hacia los ojos verdes del niño, este se exaltó al haber chocado su mirada con él.— Er..

— ¡Mamá! — Interrumpió, antes de que Levi dijese alguna cosa, jalando la manga de la camisa blanca de la mujer.— Quiero dormir.

— ¿Dormir?

Por inercia, miró el reloj de mano en su muñeca.

— Apenas es medio día, ¿no quieres probar los bocadillos que te preparó Armin?

Rápidamente negó.

— Quiero dormir, estoy cansado. — Enunció cabizbajo, incómodo por la mirada de ambos adultos sobre él.

— Bueno. — Soltó con simpleza, viendo a Levi antes de volver a levantar la pequeña mochila de Eren.

El azabache asintió, viendo a la mujer partir junto al niño hacia la habitación de invitados hasta que la puerta se cerró tras ellos. Era evidente de que Eren estaba incómodo ante su presencia, como tenía pensado ocurriría pero era un alivio para Levi verlo tanto a él como a Hanji sanos después de lo ocurrido en el hospital.

Se mantuvo quieto, sin moverse de aquella posición por cuestión de segundos hasta que el rechinar acompañado del vapor proveniente de su tetera lo hizo dirigirse a la cocina.

— No recuerdo la última vez que dio una siesta sin hacer un reclamos en el proceso. — Aún de espaldas, escuchó la voz de Hanji desde la sala.

A pesar de la distancia, pudo oír el crujir del plástico protector del sofá apenas y la mujer se recostó al mismo. Sin siquiera mirarla, podía darse cuenta que estaba tumbada en el mismo.

— ¿Qué es esta cosa? — Se quejó con los ojos cerrados, todavía recostada en los almohadones.

El sonido del líquido cayendo en la taza blanca fue lo único que oyó, hasta que una suave fragancia a manzanilla la hizo abrir los ojos.

— Es una funda plástica. — Respondió  a su pregunta, entregándole una taza.— Toma, está caliente.

Tomando asiento al lado de la castaña, dió un trago al cálido líquido, era té de manzanilla.

— ¿Cómo está Eren? — Preguntó, sosteniendo la mirada en su té.

— Bien hasta donde puede estar, aunque todavía sus defensas están muy bajas así que es probable que se vaya a refriar pronto, de hecho, en media hora le toca darle jarabe.

Viejas heridas Where stories live. Discover now