Capítulo 24: La señora Ackerman

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Aviso: Debido a que note que algunos hechos ocurridos en el fic son algo confusos para algunos (y que mis hiatus aumentan el olvido de algunas cosas jsjs), comenzaré a poner fechas y los capítulos respectivos donde se haga alguna referencia para evitar confusiones en el desarrollo de la trama.

Sin más que decir, allá vamos. ;] 

[...]

27 de abril del 2007 (capítulo 21)

“¿Qué?” — Soltó con perplejidad, ante la repentina pregunta.

“Ya oíste, ¿Qué es lo que sientes por mí en realidad?”

El silencio perduró, él parecía estético en la misma posición mientras Hanji simplemente se dedicaba a observarlo atentamente hasta que él se sentó a su lado evitando sus ojos chocolates.

“¿A qué viene eso tan de repente?”

“¿A qué? Bueno, a jodidamente todo...” — Soltó colérica en su tono de voz.— “Es decir, nos estuvimos besando más veces de las pueden contar mis dedos, hemos salido juntos y... ¡Por dios! Incluso nos estuvimos por acostar un par de veces y...”

Ansiosa, sus manos se colaron sobre su propio cabello café para revolverlo con agitación.

“¡Agh! No lo sé, quizás... quizás Nanaba tenía razón después de todo.”

“¿Nanaba?” — Repitió, finalmente abriendo la boca.

“Sí, quizás, esto que está pasando es sólo pasión. Creo que dejamos algo sin acabar y esa es nuestra forma de ponerle cierre, ¿o no?”

Levi ni siquiera pudo responder, porque ella misma prosiguió hablando con historia.

“O tal vez... ¡Ya lo sé! Podría tratarse de un factor biológico, es decir, somos adultos y tenemos necesidades y puede que nuestros niveles de dopaminas estén por los cielos. ¡Ahh! Eso tiene sentido, ¿O no?”

“Hanji...”

“¡Tiene sentido! Es culpa de las hormonas, es decir... La actuación neuroquímica puede producirse por la acción de las feromonas, que desatan el estímulo amoroso. ¡Ah! De hecho, en ratones, se ha comprobado que las feromonas determinan el-”

“¡Hanji!” — La interrumpió nuevamente, finalmente haciéndola callar.— “¿Puedes cerrar la boca y escucharme por un jodido minuto?”

Había sido lo mejor interrumpirla antes de que comenzara con una charla biológica que duraría más de dos horas.

“¿Quieres saber en realidad qué es lo que siento? pues si no lo sabes, eres más torpe de lo pensaba.” — Decía con el mismo tono amargado de siempre, sin embargo con un toque más sutil mientras apreciaba sin el mínimo disimulo los ojos de la mujer.

“¿Qué quieres decir con eso?”

Ante su incredulidad, frunció el ceño. No sabía si estaba siendo demasiado persistente o si en realidad no conocía la respuesta.

“Tch... No creí que estuvieras tan ciega, cuatro ojos.”

Tras un suspiro, su frente se arrugó y su mirada se suavizó. Su mirada grisácea fue iluminada por sutileza irradiando una calidez que poca gente había tenido la oportunidad de apreciar.

“En está vida sólo me han importado tres mujeres: mi difunta madre, mi hija y a una maniática obsesionada con asquerosos sapos.” — Se atrevió a finalmente confesar con un extraño sentimiento en su pecho.— “Lo que quiero decir, es que me importas Hanji Zöe. Allí está tú respuesta.”

Viejas heridas Where stories live. Discover now