04 - "¿Un accidente!"

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[ Hermanos Infante, sucesores de Apilolli ]

Siendo sábado por la mañana, Francisco y Kento permanecieron en el despacho de Infante. Mientras esperaban a Roberto; el abogado. Era necesaria la presencia de un representante legal para que todo papel estuviese en orden.  No se podían dar el lujo de cometer un error en papeles tan importantes como lo eran estos.

—Buen día. —saludó el abogado, entrando en el despacho

Roberto era un hombre de pequeña estatura y poco cabello. El único abogado en San Antonio, el único que lograba tener la confianza de los Infante, y es que conocía a la familia casi desde que los ancestros de Francisco se instalaron en aquellas tierras. Por sus años de experiencia en el medio, podían asegurar que el hombre hacía muy bien su trabajo, ademas que era bastante sabio y agradable.

—Roberto, te estábamos esperando. Por favor toma asiento. —dijo Francisco recibiendo al hombre.

—Gracias. —soltó una risilla acomodándose en los asientos del despacho. —¿Tendrás una tacita de café? —preguntó con una pequeña sonrisa sacando su maletín.

—Por supuesto, permíteme un segundo.

Habiendo dicho eso, Infante se incorporó y se dirigió a la cocina para pedirle a las muchachas una jarra de café junto a tres tazas.

—Francisco y yo estuvimos revisando las escrituras, y todo parece en orden. —habló Kento.

—Mjm, siempre es así. —afirmó. —Con este tipo de papeles rara vez hay problema.

—Ya estoy de vuelta. —avisó el canoso, entrando y acomodándose las gafas. —Supongo que recordarás lo que te comenté por teléfono.

—Así es. —afirmó. —Pero, ¿estás seguro Francisco? —fijó su mirada en Infante.

—Mi señora y yo hablamos por mucho tiempo de esto. —asintió levemente. —Sinceramente estoy cansado y quiero descansar un par de años antes de irme. Incluso a Navarro le parece una buena idea.

—Es el mejor momento. —añadió el rubio.

—Te entiendo. ¿Pero ya hablaste con ellos, estás seguro qué esto es lo que quieren?

—Mi hijos son profesionales, y estoy seguro que estas tierras les importan tanto como a mi.

[ Una noche de 1990 ]

—Me cuesta trabajo creer que los chicos están prontos a cerrar pensum. —habló Isabel saliendo del baño de la habitación principal.

—Los años parecen ir cada vez más rápido. —respondió su esposo viéndola por sobre sus anteojos.

—¿Ya pensaste bien lo que te propuse? —se metió a la cama al lado de Francisco.

—Me parece bien. —respondió cerrando el libro que leía. —Ya me estoy sintiendo viejo. —sonrió nostálgicamente.

—Lo sé cariño. ¿Crees que acepten?

—De Yuji lo dudo un poco, a él solo le importa estar cómodo y tener un lugar donde comer y leer. —la imagen de su hijo llegó a su mente. —Creo que la más interesada será (Tn), tiene vocación para el negocio, la conozco. —recordó ahora a su hija y el cómo se mostraba preocupada por Apilolli.

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora