34 - "Si me amas..."

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[ "No salgo de esta iglesia si no es junto con ella" ]

    Ante ese estallido, ante esa inesperada voz... Ante la interrupción de Megumi Fernández, las personas en las bancas voltearon a ver, alzaron las cejas, abrieron ojos y boca asombrados, alargaban el cuello para ver de quién se trataba y murmuraban preguntas.

"¿Ese quién es?", "Oh por Dios, ¿qué es lo que hace?", "¡Te dije que era la muchacha la del amante!". Eran las cosas que la gente comenzaba a murmurar.

El padre Toñito había detenido la ceremonia ante la interrupción... No solo él, todos los presentes, los novios en el altar, el tiempo y el destino se habían detenido.

Y a medida que los sobresaltados pasos de Megumi se acercaban al altar, (Tn) no pudo sentir más que una subida en sus latidos y en cada sentimiento.

Confusión, emoción, amor, tristeza, miedo, felicidad. Todo se prestaba como una insólita mezcla de sentires que la mantenían perpleja, observando cómo su eterno enamorado se acercaba.

Por otro lado, Adrián Alvarán... Oh que destino que ha tenido este hombre en esta historia. Sus cejas se fruncían de desconcierto y un creciente sentimiento de enojo. Paralizado de confusión, solo podía preguntarse: ¿qué estaba haciendo Fernández aquí y porqué osaba a oponerse a su matrimonio?

Sí, la respuesta correcta no puede ser inmediata para Adrián, pero no tardará mucho.

Se han dado cuenta que, todos los momentos de (Tn) y Megumi fueron interrumpidos en el pasado. Lo que los trató de alejar los condujo hasta acá, y ahora, el momento que finalmente iba a separarlos para siempre, también era interrumpido, pero esta vez para cambiar drásticamente lo que se creía como el futuro

Supongo que estas son las mejores movidas de los finales.

—Padre Toñito, disculpe usted. —habló Megumi acercándose.

El brazo de Nobara era sacudido por un Yuji Infante que observaba conmocionado y miraba atento a cada reacción, cada movimiento y a cualquier cosa que pudiese ocurrir ahora mismo.

—¿Megumi? ¿Qué... estás... —musitó (Tn) observándolo atónita.

Ella se sentía dentro de un profundo sueño, lleno de irreales escenarios y sentimientos abrumadores. Él había entrado en este templo como un fantasma, sin hacerse ver o escuchar, sin llamar la atención; hasta que hizo su acto de presencia, deteniendo lo que se llevaría un pedazo de él.

—(Tn)...

Cuando pronunció su nombre se sintió desvanecer al entrar en realidad de lo que estaba a punto de pedir. Podría perderse en los cambios químicos y eléctricos de su ser, pero habían dos diamantes hazel que lo rescataban, cuyos cuales le daban una sensación de calidez inexplicable.

¿Cómo podría vivir sin admirar esos ojos cada día?

—... Escúchame por favor, no hagas esto. Tú y yo sabemos que no es lo que quieres, y este tipo no es a quién amas. —Megumi continuó hablando.

La manera en que hablaba, lo hacía por el corazón más que por los labios.

—¿Qué cree que hace! —exclamó Adrián, moviéndose para tomar bruscamente a Megumi por el cuello de su camisa.

—¡Suelteme! Estoy hablando con ella, no con usted. —replicó deshaciéndose del agarre.

Adrián volteó a ver a (Tn) amenazante, pero ella ni siquiera lo notó, estaba perdida en Megumi y en lo abrumada que comenzaba a sentirse. Todo esto era tan repentino y desconcertante que nadie sabía cómo reaccionar.

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora