26 - "Bailando con el corazón"

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[ "Y es enamorado el tipo" ]

Mientras Junpei y Megumi esquivaban a las personas, la música y los olores del ambiente se mezclaban con el buen ambiente que los envolvía y los hacía parte de lo que pintaba ser una velada maravillosa. En las mesas habían varios de sus conocidos y conocidas, bebiendo, comiendo y riendo estruendosamente.

No había duda que el comedor de doña Dionisia era el lugar al que la gente recurría cuando quería pasar un buen fin de semana.

En cuanto alzó la vista, pudo divisar a Toto y... ¿Fabiola? Sí, sí que era ella. Vaya, fue hasta ese momento en que se percató del tiempo pasado y de la ultima vez lo la vio.

—Buenas noches. —saludó en cuanto llegó con los primos.

—¡Hola Megumi! —le respondió Fabiola alzando las cejas y sonriendo. —Hola Chuy.

—Hola. —respondió de Jesús.

—Vengan, siéntense. —invitó Toto.

Encontrando un lugar en esa mesa de cuatro, se acomodaron listos para decidir qué comer y beber. Había una gran variedad de platillos y bebidas embriagantes que no sabían por donde podrían comenzar.

—¿Cuál es el plan? —preguntó Chuy.

—¡Ponernos bien a tusa! —respondió Toto bastante exaltado.

Megumi hizo una mueca. —Pero solo tú porque nosotros tenemos que trabajar mañana temprano.

—¿Sigues como mozo de cuadra en la hacienda de los Infante? —interrogó Fabiola volteándolo a ver.

Asintió con una leve sonrisa. Es cierto que llevaba al rededor de siete años en Apilolli, más de alguna vez se planteó cambiar de ambiente y encontrar una nueva profesión.

Pero verdaderamente le gustaba cuidar caballos, le tenía un cariño inexplicable a Apilolli, le gustaba trabajar allí... Y últimamente, había algo en especial de Apilolli que le gustaba más que trabajar.

Fabiola se limitar a alzar las cejas, reservándose el comentario que quería soltar. Sucede que Torres tenía cierta opinión de los Infante, una no muy positiva debo aclarar.

—¡Prrr! ¡Que bueno que pudieron venir! —exclamó alguien acercándose a la mesa. Sí, se trataba de tia Dionisia y su fascinante alegría.

—Buenas noches doña Dionisia. —Megumi y Junpei saludaron a la mujer con pequeñas sonrisas.

—¡Ay por favor! No me digan doña que me siento ya en mi funeral. —bromeó soltando una escandalosa carcajada.  —Díganme tía pue'.

—¿Qué traes pa' la hambrita tía? —habló ahora Toto.

—Lo de siempre mijo guapo. —alzó la mirada haciendo memoria. —Tenemos carne asada, pollo asado, tortillas con longanizas y chorizos, tacos, hamburguesas, tortas, quesadillas, y cena típica.

Los cuatro permanecieron en silencio, pensando en silencio y evaluando qué tipo de comida querían ingerir. Después de un rato, cada quien hizo su pedido.

—Tía, ¡tequilazos! —pidió Toto.

Megumi y Chuy alzaron las cejas. ¿Iban a volver a beber? Bueno... Al menos que no sucediera nada desastroso como la última vez.

—Sí má'. Pásate unos tequilitas. —apoyó Fabiola.

Carcajeó apretando los ojos. —Ah cómo no.

Sonriente ante la ocurrencia de su sobrino e hija, cedió a la petición. Sobre la mesa dejó cuatro chupitos de Tequila quita penas blanco, el mejor tequilita que tenía especialmente guardado, además, un plato con rebanadas de limón y puñados de sal.

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora