31 - "Corazón equivocado"

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[ "Quiero que confíes en mi y seas valiente" ]

He pensado que los silencios nunca están vacíos, siempre esconden algo tan ensordecedor que es por ello que no pueden ser soltados. Tal que sí, y aunque pareciera que los silencios son quietos y mudos, pueden ser tan ruidosos que las orejas se aturden bajo un océano ahogado.

Sí, he pensado mucho acerca de los silencios, tal como (Tn) Infante ha pasado sus noches en silencio. Sentada frente a su tocador, peinando su cabello, desmaquillando su rostro... A la vez que teje los lazos desechos de su corazón o en ocasiones es ella misma quien los deshace a través de suspiros rotos.

Su mente no abandonaba lo que no era y lo que esperaba que fuera. Su vida incierta con Adrián o con Megumi estaba susurrada en cada silbido del aire nocturno.

Afuera no había más que una intensa y absorbente oscuridad, una ópera moderada y un frío nostálgico.

En medio de ese escenario, Nat King Cole cantaba "Too Young" para ella, haciéndole pensar en lo mucho que extrañaría cierto amor. Ese amor que no podía ser en este mundo plagado de atrocidades, el que no era por siempre.

«Y sin embargo, no somos demasiado jóvenes para saber que este amor durará aunque pasen los años.»

Diez, veinte o treinta podrían pasar, y ese destello dorado no abandonaría la intimidad de su corazón. De eso estaba segura.

Suspiró en silencio, bajándole más volumen a su tocadiscos para luego comenzar a trenzar su cabello e ir a dormir, pero dos golpecitos en la puerta la hicieron detenerse.

—Adelante.

A través del espejo, observó a Adrián entrando a su habitación sigilosamente, con una sonrisa en sus labios y algo en sus manos.

Frunció las cejas al verlo entrar, tensando el cuerpo inconscientemente. —Adrián...

—Lo siento si interrumpí. —frunció los labios en una sonrisa. —Mi padre y yo terminamos unos negocios con tu tío y no quería irme sin antes darte algo.

—¿Qué?

Camino hacia ella con los nervios atándole el cuerpo. —Mañana en la tarde es nuestra entrega de regalos, y yo quería ser el primero en regalarte algo.

Suavizó su cuerpo exhalando aire. —¿Otro obsequio? Adrián ya lo has hecho antes, no es necesario.

—Pero este es especial... —conectó sus ojos con los hazel de (Tn) a través del espejo. —Tú eres una mujer especial, y los próximos días lo serán también.

Bajó la mirada a sus pies al no obtener respuesta, llegando hasta a su lado para dejar la caja de lino blanco frente a ella, y finalmente abrirla, deseando abrir también el corazón de (Tn) para ocupar un pequeño lugar.

—Úsalo en la fiesta de mañana, o cuando tú desees. —habló suave, mirándola mientras detallaba su reacción.

En el interior, yacía un collar de dos lineas de perlas, de las cuales colgaba un diamante blanco en forma ovalada. Ella no lo sabría, pero era un accesorio de casi treinta mil dólares.

—No lo puedo creer. —musitó observando el collar, sintiéndose atraída por los brillos del diamantes que la embelesaban sigilosamente.

—Solo es una muestra de mi amor por ti (Tn). —admitió a baja voz, provocando que ella volteara asombrada. —Te compraría todos los diamantes bonitos, cualquiera que te guste, con tal que me ames.

(Tn) solo podía parpadear perpleja. Quizás en su silencio buscaba, buscaba y no dejaba de buscar palabras adecuadas y la fuerza necesaria.

Los labios de Adrián trazaron una nueva sonrisa. Tomando el collar para colocarlos al rededor del cuello de (Tn), admiró como el diamante resplandecía sobre su piel y sus hazel se alumbraban en el reflejo.

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora