25 - "Ella en la ventana"

1.9K 247 491
                                    

[ "Teniendo que vivir, este amor secreto porque tú estás con él" ]

Los veranos en San Antonio eran hermosos. No había nada como los días en el campo, con el brillante sol, sudorosos vasos de limonada, merengue sonando en la radio y el ruido de la gente que iba y venía. Eran los veranos favoritos de Fabiola Torres.

—¡Prima! —exclamó Aoi, abriendo los brazos para recibir a su prima en un caluroso abrazo.

—¡Primo! —se acercó con emoción, dejando su maleta de brazo en el suelo.

Creo que Fabiola Torres no necesita presentación, seguro la recordarán muy bien de los capítulos pasados. Lo que sí puedo contarles es que, cada verano del año, Fabiola regresaba durante unas semanas para visitar a su familia.

Aquella agradable y alegre muchacha de cabello negro hasta los hombros y grandes ojos marrones visitaba San Antonio desde San Nicolás. Con mucho esfuerzo propio y el de su madre Dionisia, había conseguido estudiar en un centro universitario del lejano pueblo, pero cada vacación regresaba a su caluroso hogar.

—Pásale, pásale. —animó recogiendo del suelo la valija. —Mi tía y yo pensábamos que vendrías mañana tempranito.

Suspiró estirando el cuerpo. —No había mucho tráfico de San Nicolás para acá, y encontrarme a don Enrique en la estación de buses me facilitó el regreso.

Eran cerca de las once de la noche. Fabiola había llamado hace una hora con la noticia que estaría en San Antonio antes de lo esperado.

—Imagino que 'tas cansada, ven, siéntate.

Mientras tanto, tía Dionisia preparaba café para calentar y acompañar el regreso de su hija. Después de seis largos meses Fabiolita por fin había regresado, era motivo de festejar.

—Aaay primo. —se echó en el sillón. —Tenemos tanto de qué hablar.

Asintió sonriente. —Me tienes que contar muchas cosas prima chula.

Enchinó sus ojos emocionada. —Conocí a tanta nueva gente en la universidad, pero primero quiero saber cómo estás tú. Dime, ¿qué tal el trabajo? El pueblo, la familia, amores, los amigos... ¡Ay cuéntame! ¿Cómo ha estado Megumi Fernández? ¿Aún hablas con él?

[...]

Una broma. ¿Una broma? ¡Ja! Seguro era una broma, pero para burlarse de él.

Desde el domingo en que (Tn) y Adrian hicieron las pases las cosas entre ellos dos se habían calmado considerablemente. La había visto los últimos días por la tarde, ajustando los preparativos de la boda y demás.

Y ahora que lo pensaba, ella siempre lucía inquieta cuando decidían cosas tan insignificantes como las flores que decorarían la iglesia o cosas más relevantes como el gran momento donde dirían que sí. ¿Qué la inquietaba?

Sumando todas esas cosas en su mente, no dejaba de pensar en la explicación que Yuji dio para lo que dijo. Sí, el beso de (Tn) con Dios sabe quién.

¿Realmente había sido un broma de su cuñado para su amiga? Pues era una broma muy infantil e irrelevante.

Tronó la lengua contra los dientes, apagando la colita del cigarrillo en el cenicero que tenía enfrente para luego encender otro.

—Creí que habías soltado ese horrible hábito. —comentó Victoria, quien entraba al salón con la correspondencia en mano.

—Ya no lo hago madre, es solo que... Estoy muy nervioso últimamente.

Despegó la mirada de las cartas para devolverla a su hijo. —¿La boda?

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora