23 - "Consecuencias"

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[ "La noche de anoche fue, algo que yo no puedo explicar" ]

La luna encerraba dos cuerpos amartelados, con las piernas entrelazadas y los corazones acelerados entre charlas suaves, pequeñas sonrisas y largas, largas miradas que aún asimilaban el calor compartido de hace tan solo unos momentos.

(Tn) llevaba puesta únicamente su ropa interior, cubriéndose un poco con la camisa a cuadros de Megumi. Admitía que le gustaba estar desnuda a su lado, pero él había insistido en que se abrigara al menos un poco.

A decir verdad, Megumi se sentía avergonzado y preocupado, le hubiese encantado hacerle el amor a (Tn) en un escenario romántico y hermoso, pero estaban juntos, y eso era suficiente para ser perfecto.

—No te creo. ¿Me está mintiendo señor Fernández?

—No, no te miento, no me gusta mentir...

Alzó sus cejas, entre confusión y pena. —¿Pero cómo es posible que nuca hayas visto el mar?

Cálida y segura se encuentra encontraba recostada en el pecho de Megumi, prestando atención mientras detallaba cada bonita facción del pelinegro, sabiendo algo nuevo de él que la hacía darse cuenta de la diferencia de sus vidas...

Hizo una mueca. —No lo sé, mis papás nunca me llevaron... Éramos muy pobres. Y ahora, don Satoru y yo estamos más ocupados en trabajar.

«Quisiera llevarte.» quiso responder (Tn). En verdad que lo deseaba ahora mismo, lo llevaría a conocer las playas más bonitas del Mediterráneo, las playas más grandes y calurosas del Pacifico. Playas de arena negra o blanca, no importaba, podría llevarlo a conocer todas y cada una de ellas.

—Es tu turno. —volvió hablar Megumi. —Dime algo que quieras hacer mucho.

Relamió sus labios para luego apretarlos pensativa. —Bueno, hay muchas cosas que quiero hacer, como
por ejemplo reformas en Apilolli y las subempresas de mi familia... ¡Uh, espera! Se me ocurrió algo.

Alzó sus comisuras. —¿Qué es?

—Quisera. —se mordió la uña del pulgar avergonzada. —Quisiera tomar clases de cocina.

Frunció las cejas, tardando unos breves segundos en entender. ¿Que acaso (Tn)...

—¿No sabes cocinar? —preguntó con bastante confusión y asombro.

—Nunca he tocado una cocina en mi vida. —admitió a baja voz.

Agrando los ojos y sonrió lentamente. —Vaya señorita Infante, morirá de hambre si no aprende. —bromeó apretando su cintura.

—Pero no lo digas así. —saltó de las cosquillas, escondiendo el rostro contra su pecho. —Me avergüenza.

Enchinó los ojos riendo suave, cuando de repente, una mezcla de colores que teñía la piel de (Tn) llamó su atención. ¿Se había lastimado!

—Oye oye. —llamó alertado. —¿Qué tienes ahí? En la espalda.

Sonrió mordiendo su labio. —Es un tatuaje...

—¿Un... tatuaje? —alzó las cejas sorprendido.

Asintió leve. —Mjm. Me lo hicieron en Barcelona, para uno de mis cumpleaños.

—¿Me dejas ver?

—Adelante. —cedió, incorporándose para darle la espalda, mostrando su piel desnuda.

En la parte de sus omóplatos, exactamente en la parte trasera de su hombro izquierdo habían pequeños pigmentos de colores. Se trataban de once flores y hojas, de distintos tipos, colores y tamaños. Era un tatuaje adorable, sencillo y bonito... Justo como (Tn).

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora