06 - "Vinetum"

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[ Vino Lolli, principal producción de Apilolli ]

     Tonto, verdaderamente se sentía tonto y enojado al pensar en ella, y darle más atención de la que él mismo quería. Llevaba tres días exactos pensando y recreando en su mente cada encuentro con la castaña. Tres días en los que se sentía extrañamente nervioso cada que la joven se acercaba por las prácticas a caballo, hablaba con ella y la veía montar. Incluso, comenzaba a pensar en ideas para acercarse más y ser de su agrado. ¿Pero en qué cosas estaba pensando?

—¡Megumi! —exclamó su nombre, asustando al joven. —'Tas todo ido, ¿te sientes bien?

Sonrió nervioso. —Sí sí, 'taba pensando en unas cosas.

Alzó una ceja. —Uy.

—Óigame don. —llamó la atención del albino. —Mmm, ¿cómo le puedo caer bien a alguien?

Satoru arrugó las cejas al segundo de escuchar la pregunta del ojiazul. —¿Qué dices?

—Digo que; cómo le puedo caer-

—Ajá, te escuché a la primera. —su rostro retrataba confusión. —Pero se me hace requete raro que me estés preguntando eso... ¿A quién le quieres caer bien, eh?

«¿Y ahora éste? ¿Qué se traí'? » se preguntó a sí mismo González.

Megumi le había sembrado mucha curiosidad con aquella pregunta, rara vez le pedía consejos sobre sus cosas, y si su incógnita era sobre cómo agradarle a alguien, seguro se trababa de una chica. Esa era la conclusión de Satoru.

—Solo dígame hombre. —chascó la lengua.

—Hombre. —respondió con ironía.

Apretó los labios soltando aire por la nariz, mientras en su mente insultaba al albino de diez formas distintas. Como gustaba colmarle la paciencia.

Reprimiendo las risas, dio un último sorbo a su café mañanero. —A ver, si quieres agradarle a alguien, puedes empezar por ser amable, servicial y buscar temas de conversación. —dijo lo primero que se le ocurrió.

—Si pues. —asintió remojando una champurrada en su café.

—Si se trata de una muchachita no se te dificultará nada. —lo miró fijamente. —Sueles ser todo un conquistador con ellas. —soltó una leve risa.

Fernández casi se atraganta con el café. —Ya va usté'. —escondió su mirada en su comida, ocultando su sonrojo.

Carcajeó. —Ay Megumito, ni te hagas. Le hablas bonito a todas.

—Bueno sí, pero no es por lo que cree.

Ciertamente, el pelinegro acostumbraba a ser cortés y agradable con las señoritas del pueblo, no necesariamente porque buscaba conquistarlas o que ellas cayeran a sus pies y sus encantos, no, nada de eso... Bueno, sí admitía que le gustaba recibir bonitas sonrisas y sonrojos cuando él les sonreía o guiñaba un ojo, también le gustaba recibir comida por parte de jovencitas o señoras, pero ese era otro tema.

Simplemente, Megumi sentía la necesidad de ser un buen hombre, una buena persona, solamente quería que las chicas y cualquier personas en general viera en él; alguien en quién podían confiar plenamente.

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora