15 - "Un ramo de flores"

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[ "Mírenla, no me digan que no es bonita" ]

Con el ceño fruncido observaba sin entender lo que don Satoru entregaba. ¿Y eso? Era rectangular y estaba envuelto con una hoja de papel periódico, para ser exactos, era un póster de una chica en bikini.

—¿Y eso qué? —preguntó Megumi alzando la vista, despegando los ojos de la muchacha en paños menores.

—Tómalo. —insistió el albino. —Es para ti.

Alzó una ceja disgustado. —Don, usted sabe que no colecciono esas cosas.

Carcajeó. —¡No seas bruto Megumi! No me refiero a la muchacha, eso es solo un detalle, tómalo y destápalo.

Curioso y extrañado; tomó el rectángulo, ignorando a la sexy chica que posaba en traje de baño. Sin protestar o preguntarse de qué se trataba, rompió parte de la envoltura, en cuanto sus ojos fueron identificando el contenido, sus cejas se alzaron y un suave sonrosado se apoderó de sus mejillas.

¡Era un libro! Uno que no conocía ciertamente, pero eso no demeritaba la realidad que era su primer libro. Se titulaba "De la tierra a la luna" por un tal Julio Verne.

Satoru lo observaba con tanta terneza mientras tomaba su café mañanero. Megumi se lo merecía y le alegraba tanto que por fin tenía un libro oficial y no esos recetarios de cocina que compraba en el mercado.

—Oigame Don. —volteó a ver al albino con los ojos brillantes. —¿Dónde consiguió esto?

—Una amiga lo tenía guardado para mi y bueno, ya sabía que a ti te gustaría. —explicó sin borrarse la sonrisa del rostro.

—Pero... ¿No fue mucho dinero?

Negó tranquilizándole. —Despreocúpate por eso Megumi y disfruta tu nuevo libro.

Asintió con una pequeña sonrisa, enfocando su mirada en la portada del libro; retrataba una luna con cara de asombro y dolor mientras un misil impactaba en su ojo derecho.

Ojeó rápidamente el libro, parecía usado, en su mayoría las páginas se teñían en amarillo arena y algunas líneas estaban sutilmente subrayadas a lápiz. No le molestaba en absoluto debo añadir.

Vaya... estaba tan contento con la posibilidad que ahora tenía de leer algo nuevo e interesante, se podría olvidar de los recetarios por un buen tiempo.

[...]

—¿Escuchando Bronco otra vez? —interrumpió (Tn), inclinando el cuerpo en dirección al pelinegro.

Como ya sabrán; (Tn) acompañaba en algunas de las primeras ordeñas, esto solo cuando tiene ánimos de madrugar o cuando, bueno, quiere encontrarse con alguien en especial.

Devolvió los ojos, ocultando la sonrisa que quería soltar. —Son las cosas que pasan en la radio te dije ya.

—Pero podrías sintonizar una emisora diferente. —sugirió divertida.

—No, no se puede.

Alzó las cejas. —¿No se puede o no quieres? —hizo una pausa para sonreír abiertamente. —Señor Fernández, es usted un mal mentiroso.

Alzó una ceja soltando una corta risa. —Señora Infante, ¿viene a trabajar o a juzgarme?

Alzó los hombros, fastidiando aún más a Megumi. —Lo que se cruce es bueno.

La Dueña | Megumi Fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora