La Casa

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El mudarse fue un poco más tardado de lo que espero, después de todo estuvo ausente de sus clases y prefirió ponerse al corriente antes de moverse a su nueva casa. El viernes después de terminar los pendientes se detuvo con las llaves que Renato le hizo llegar con Fernando. El lugar se veía mucho más limpio que cuando solía pasar, el pequeño jardín carecía de hierba y también de flores, cosa que podría arreglar. Las puertas eran viejas, pero noto que las cerraduras habían sido cambiadas, pues a diferencia de la puerta estas brillaban.

La casa era simple, una cocina grande con una mesa de madera y dos sillas, un refrigerador viejo y una cocineta sin horno, un salón con un ventanal enorme hacia el patio de adelante y atrás. Arriba tenía dos habitaciones, en la más grande estaba un baño con bañera, bastante vieja, pero parecía que hacía poco le dieron mantenimiento.

El barandal también era nuevo y las cerraduras de la habitación principal y de la puerta trasera, "Se tomó muy en serio la seguridad" pensó con una pequeña sonrisa, ahora el lio seria llenar ese lugar de muebles, la cama de la habitación principal se veía grande, pero no tenía idea de cuánto tiempo tenía en ese lugar, cuando se acercó para comprobar su estado algo en el estómago se le anudo. El colchón no tenía empaque, pero definitivamente era nuevo, al igual que la base de cama. Por un momento pensó que sería parte del arrendamiento, pero después de ver el contrato, recordó que decía que no tenía muebles y la renta era sumamente económica.

Se sentó un momento mirando el infinito por la ventana que daba al camino que llegaba directo al tostado, ¿De verdad era tan desconsiderado como decían? O simplemente fue algún tipo de atención por parte de Fernando o quizá de alguien más. Prefiero no preguntar y que la respuesta llegara por si sola.

Era complicado tener que descifrar a Renato, y la verdad era que ella prefería pasarlo por alto, aunque para el tiempo que llevaban de conocerse, ahora el sabia más de ella que todas las personas en el pueblo con las cuales convivio durante ese mes, y no sabía cómo tomar todo eso.

Cerca de la media noche se descubrió terminando de llevar sus cosas a la casa, Fernando se despidió amable como siempre, tuvo el detalle de llevar el resto de las cosas que tenía guardadas en la bodega de la iglesia de la primera vez que llego. Era como un caracol con media vida en la camioneta, y ahora tenía un lugar mínimamente mejor.

La noche era bastante fría, miro la pequeña chimenea de metal que estaba en la sala, si tan solo supiera ocuparla, no tendría que caminar por toda la casa con la cobija en la espalda. Miro todo ese desorden frente a ella, definitivamente el día siguiente sería un caos casi era media noche, se detuvo a mirar por la ventana, todo era tan sereno, tan calmado, tan callado, deseaba un poco de caos al menos, para que su mente no divagara tanto, pero no le disgustaba del todo.

Algo interrumpió sus reflexiones de media noche cuando una luz por la carretera ilumino la calle que entraba a la casita, la entrada se llenó de luz, la cual no continuo en el camino, a Marce le costaba enfocar si la camioneta se movía, o no, pero en cuanto vio esa sombra caminar como si fuera su casa supo quién era.

-Buenas noches- saludo Marcela abriendo la puerta antes de que este alcanzara si quiera a tocar

-Vi las luces...- titubeo como si dudara en entrar o no- solo quería ver alrededor si todo estaba en orden, tiene mucho tiempo que esto está abandonado, y existen muchos mañosos por estos lados-

-Muchas gracias, ¿Quiere pasar?-

La nariz de la joven estaba roja, al igual que sus nudillos, sostenía una taza con una mano y con la otra sujetaba su cobija, estaba seguro que la casa tenia calefacción, y aunque su cabeza le decía, "da las buenas noches y retírate", este asintió quitándose el sombrero entrando como si fueran amigos.

La PiedadWhere stories live. Discover now