El Perro

5.5K 445 21
                                    

-Bien, es navidad y no te veo navideño- llego Paula a la terraza donde Renato solía ocultarse

-¿Quieres que vea como Aldo lucha por no matar a tu novio?- la miro de reojo haciendo girar su vaso de vino

-Que gracioso, ni modo, es lo que toca, que bueno que no vino Marce, si no te hubiera visto de amargado- se sentó junto a él sirviéndose una copa también

-Estoy seguro de que se fue por su constante acoso para que pasara aquí navidad-

-¿También lo crees?- hizo un puchero- el tío Javier piensa lo mismo, creo que me pase-

-No te va hacerla de casamentera-

-No te des tanta importancia- lo golpeo- en realidad quería que estuviera aquí, es buena chica, no quiero que este sola si puedo evitarlo- Renato arrugo el entrecejo mirándola, algo sabia, algo que pudiese ayudarle a estar más calmado

-¿Puedo contarte algo?- cruzándose de piernas asintió- Creo que le hice algo malo, quizá pensó que me quería propasar, o algo...- giro su cerveza avergonzado

-¿Cuándo? ¿Cómo?- se enderezo recordando sus pláticas y la lucha que tenía con ella misma

-Cuando le lleve el estúpido árbol empezamos a besarnos, todo estaba bien, pero cuando intente, tu sabes, ir un poco más, me grito asustada... y me pidió que me fuera-

-No creo que tú le hicieras algo malo- dijo casi en un susurro

-¿Qué quieres decir?- la miro arrugando el entrecejo

-Creo que le han pasado cosas malas...- La piel de Renato se erizo por completo de solo pensar que alguien más la toco de manera que ella no pudiera olvidar.

-¿Te ha dicho algo? ¿Quién fue? ¿Lo sabes?- pregunto tomándola por el brazo cuando vio que intentaba escapar

-No sé nada, de verdad, pero sé que gusta mucho de ti...- contesto sorprendida con su reacción y dando un largo suspiro no pudo evitar hablar de mas- Nato, ella me agrada mucho- sintió como su agarre disminuía- pero aún tiene muchas cosas que no quiere contar...-

Renato se miraba molesto, y Paula no quiso decir más, lo dejo solo con la noche, mientras la cabeza se le revolvía entre todas las piezas que formaban a Marcela; Marcela, con ataques de pánico, Marcela con terrores nocturnos, Marcela mirándolo feliz, Marcela recibiéndolo entre sus brazos, ¿Qué sucedía? Necesitaba saberlo o se volvería loco.

En casa la familia de Marcela la mimaban a morir, pasaba demasiado tiempo en el pueblo, y aunque de alguna manera entendían porque, no podían ni imaginar la mitad del esfuerzo que hacía para estar con ellos.

Pero con todo ello, pudieron notar los cambios, tenía tantas anécdotas que contar, y todas ellas le llenaban el rostro con un rubor divertido y sincero, de verdad estaba feliz en ese pueblo, y eso a Gabriel no podía darle más que paz.

-¿Y Marcí?- pregunto mirando a su esposa entrar a la habitación

-Ya se ha quedado dormida, pase a hacerle compañía, pensé que podía estar con insomnio, pero está completamente dormida- sonrió acomodándose a su lado

-Y yo que dudaba de ese lugar- suspiro Gabriel- es mi hermana, si pudiera caminaría tras de ella todo el tiempo-

-Eres genial- susurro acurrucándose en su costado- está bien, me ha dicho que quizá retome la terapia- Gabriel la miro sorprendido-La misma cara puse yo, pero me da gusto que esté lista, ha pasado tanto en tan poco tiempo, pero es muy fuerte-

-Quizá de más- se quejo

-Quizá, pero eso la ha mantenido en pie-

-Ha dicho que se ira después de año nuevo, al parecer quiere pasar el día de reyes en la escuela-

La PiedadWhere stories live. Discover now