Pecadores

6.6K 469 37
                                    

Cuando Renato bajo a desayunar se encontró con ese rostro que hacía semanas no veía, Aldo y su cabello negro revuelto desayunaba mirando la nada.

-Debiste llamar para decir que regresabas- le soltó Renato sentándose frente a el

-Yo también te eche de menos amigo- se burló con esa sonrisita que a su amigo le fastidiaba- Todo salió bien por si te lo preguntabas-

-Lo supuse, por algo debiste ir tú, ¿Iras a tu casa?-le palmeo la espalda

-¿Alguna vez voy?- lo cuestiono- El viejo se puso suficientemente pesado como para que no tenga ganas de verlo durante todo un año- frunció la nariz molesto dando un suspiro- Fue tan cagante tener que limpiar su mierda, de verdad sentí asco de mí mismo-

-Sabes...-

-Lo se Nato, lo se...-volvió a suspirar pasándose ambas manos por el rostro intentando recomponerse- Gracias hermano...- Nato solo asintió amable, las palabras no eran su fuerte, por ello Aldo prefería no agobiarlo con ello, ya después podrían hablarlo con una buena botella, pero por ahora quería dejar atrás un poco todo lo que en esos días paso- Por cierto- retomo la conversación- Ayer pase por la casa del camino a la piedad, ¿La rentaste?-

-Sí, la he rentado, a la nueva maestra, Javier me jodio hasta que no pude soportarlo- mintió

-Debiste decirme, ayer casi mato de un susto a la arrendataria cuando intente cerciorarme de que no fuera algún valiente queriendo allanar propiedad privada-

Renato se puso de pie inmediatamente, tomando su sombrero que descansaba sobre la mesa, no quería actuar de golpe, pero ahora estaba demasiado angustiado como para darse cuenta que ya estaba conduciendo hacia la escuela. Eran las 7:30 de la mañana del lunes, sabía que no estaría aun en el salón, o al menos eso creía porque mientras se acercaba pudo verla regando las plantas de la entrada.

-Señor Renato- se acercó a la valla escolar al ver que este se estacionaba- Buenos días-

-Días, maestra- se quitó el sombrero con el frio pegándole de frente-Solo quería...-

-¿Entonces si era su administrador?- lo interrumpió dejando en el suelo la regadera y guardando sus manos en la chamarra

-Sí, una disculpa, no pude avisarle y creo que la interrumpió-

-Me ha metido el susto de la vida- sonrió guardando uno de sus cabellos revoltosos detrás de la oreja- aun así todo estuvo bien, tome su consejo "No abras a nadie"-

-Eres una chica lista- intento no sonreír- le diré que no hace falta que vuelva a importunarla, solo quería saber que todo estaba en orden- y el calor en esas palabras de nuevo la llenaban de un bochorno inesperado-

-Lo está- apenas intentaba retomar la palabra cuando este se giró para regresar a su camioneta y volver por el camino- Impresionante- se susurró al ver que a pesar de ser tan temprano se dio el tiempo para ver si estaba bien.

-Nanaaaa- Aldo perseguía a Emilia por toda la casa con la curiosidad a tope- Vamos, dime, no seas así, ¿se la anda cogiendo?-

-Chamaco castroso- lo golpeo con la escoba- en primera no me hable con esa boca sucia, en segunda eso no es de su incumbencia, si tu amigo no te dice nada por algo será, y en tercera Marcelita es una buena muchacha, no te confundas-

-Uno se va unos meses y regresa encontrando todo de cabeza-

-Y no sabes de qué manera- suspiro la nana- pero ya que andas de metiche, vete calando también al inútil de tu hermano-

-¿Fernando?-

-¿Cuál otro tienes aquí?- giro los ojos- anda bien pegado de la muchacha, Nato no dice nada, pero también anda alerta-

La PiedadOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz