Lluvia

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Febrero llegaba a su fin, la escuela y todos en el pueblo estaban calmados y agradecidos que el invierno empezara a desistir, pronto llegaría la primavera y los colores del campo se comenzaban a ver. Todo alrededor de marcela se sentía tranquilo, todo menos ese pequeño detalle que solía mirar a la distancia quisiera o no.

Después de la última vez que se vieron Renato dejo clara su distancia, solía verlo pasar por las noches, sus faros iluminaban el camino cuando regresaba del campo y ella lo saludaba desde la ventana algunas veces, pero él nunca bajaba. Intento encontrarlo en casa, pensó que mínimo debía ofrecer una disculpa por correrlo después de que él fue tan amable, pero no pudo, ni si quiera le abrió la puerta aunque ella sabía perfectamente que estaba en casa.

Poco a poco empezó a desistir, y se sintió tonta por ilusionarse tan rápido, Paula intentaba mantenerla alegre, poco a poco conocían más una de la otra y a pesar de que ahora Paula y el único paramédico del lugar tenían una relación no podían evitar padecer de mal de amores.

-Sorpresa- la voz de Paula en la puerta del salón la hizo sonreír-adivina quien tiene el día libre-

-Que oportuna- continuo acomodando sus cosas- a veces dudo que seas un médico regular- bromearon

-Es un lugar pequeño, no es como en Grey's Anatomy-se sentó en uno de los pupitres-¿Iras a la ciudad?

-Sí, hoy tengo terapia-

-Lo sé ¿Quieres que te acompañe?, hoy han salido temprano los alumnos, podremos comer e ir de compras ¿Qué te parece?-

-¿De quién escapas?- la miro levantando la ceja

-De Conrado, quiere que conozca a sus padres...- giro los ojos- y yo quiero escapar a la frontera-

-Sabes que nadie te está obligando a estar con él-

-Lo sé, pero parece querer, tu sabes "Cerrar el trato"- se acomodó los pantalones mientras salían del aula

-Deberías decirle que quieres ir más despacio-

-Lo sabe, pero Aldo lo intimida, ya perdí la cuenta de las veces que termino siendo desplazado por él sin querer-

-Ponte el cinturón- le indico mientras se ponía en marcha- entre tú y Aldo todo es muy natural y se puede ver a la distancia, por ello se pone nervioso, pero Conrado es un buen hombre, sabrá tener paciencia si se la pides-

-Wow Marci, definitivamente eres la voz de mi conciencia- se estiro para apretar sus mejillas mientras se abrían paso por el camino.

-Te empezare a cobrar, la terapia es cara-

-Lo sé, lo sé- hizo un puchero- ¿Cómo vas con eso?-

-Bien, tres meses, no está nada mal, mi cartera agoniza, pero me siento mejor, saber que alguien te escuchara no importa cuántas veces repites la situación y te apoya es realmente reconfortante-

-¿Algún día me dirás que pasó?-

-Eso espero, espero algún día poder verlo hacia atrás, y no en cada paso que doy- se mordió los labios para no llorar

La tarde en la ciudad fue sin novedad, entre chismes y comida, algo que para ellas comenzaba a ser habitual, se complementaban de manera adecuada, y para sorpresa de ambas comenzaban a quererse. El camino de vuelta se volvió lluvioso, Paula manejaba mirando como Marce se ponía cada vez más nerviosa. Jugueteaba con su cinturón e intentaba tararear las canciones para relajarse, pero no estaba dando resultado. De haber sabido que llovería, no hubieran salido. Pero el clima cada día estaba más loco y era la mera temporada de lluvia.

La PiedadWhere stories live. Discover now