La Boda

4.9K 406 32
                                    


Volvamos un poco en el tiempo, una noche antes de la boda.

Como dicta la tradición Paula salió a su boda de la casa donde vivió de niña, así que esa mañana el Tostado estaba de fiesta. Todos corrían por todos lados arreglando, acomodando y poniendo cuantas flores se encontraban en la entrada. Era perfecto.

Paula se miraba al espejo con ese vestido de novia, el mismo que una noche antes se probó para reafirmar que estaba haciendo lo correcto. Pero ahora, ahora se sentía diferente.

Esa noche previa mientras se miraba al espejo con ese hermoso vestido el corazón se le apretaba; Conrado aprendió a ser más que su salvavidas, era su amigo, su amante y su amor. Un amor que nacía poco a poco y que el aceptaba con todo su corazón.

Jamás le mintió, siempre supo todo, incluso después de lo que paso con Aldo, lloro en sus brazos sabiendo que otro hombre le destrozo el corazón. Para muchos Conrado era un tonto, un premio de consolación, pero para ella, era el único hombre con el cual podría verse caminar de una mano que no fuera la de Aldo.

Se sentía culpable, claro que se sentía así, pero jamás se sentiría tan culpable como en unos momentos más...

La puerta se abrió lentamente y la sombra que se reflejó hasta el espejo la hizo gritar, en automático se cubrió la boca mirando a ese hombre desecho con un ramo de flores en las manos que la miraba como si fuera el mismo sol y le quemara la vista.

Ninguno de los dos dijo nada, solo se quedaron mirando el uno al otro, con lágrimas en los ojos, con las palabras ahogándoles la garganta, dolía, verse así de distantes dolía.

-Recuerdo la primera vez que te vi reír...- soltó Aldo de la nada- éramos un par de chamacos, y yo de verdad quería que se me ocurriera un buen chiste, uno que te hiciera reír más- dio dos pasos hacia adelante- tiempo después nos hicimos cercanos, y de verdad yo pensaba que todo era posible, si me hubieras dicho que podías volar yo te hubiera creído...-

-Aldo... yo...-

-No, está bien, no tengo planeado arruinarte nada, pero no puedo quedarme así nada más, no vengo a rogarte, ni a...- se ahogó con todo ese dolor que se desbordaba- pedirte que me entiendas, porque sé que no importa cuánto intente volver las cosas a su lugar, yo siempre seré yo...-

-Tú no eres como ellos- trastabillo con el vestido hasta chocar contra su pecho-No se supone que debía ser así. Se suponía que serias tú, que al final vendrías y me dirías "Te amo, no lo hagas"-

Ambos se desplomaron en el suelo, estaban tan heridos, pero no podían tenerse, Aldo siempre sería un Sanmiguel y cuando la justicia tuviera pie en su familia, el también pagaría. No podría hacerla pasar por eso, ella era alguien importante, alguien que merecía más que un peón cualquiera... ni si quiera tendría una madre o un abuelo o alguien que fuera a su propia boda...ella merecía más.

-Prométeme que serás feliz...- susurro besando su frente- sé que él te hará tan feliz, te ama mucho más que yo, de eso no tengo duda...-

-Aldo no...-

-Te cuidara tanto, tanto... que poder mirarte con el corazón tranquilo... porque hice lo correcto... porque yo...Paula...-

No podía más, se estaba muriendo en ese toque, Paula sujeto su rostro, si esta sería la última vez que se tendrían así de cerca, lo tendría para ella, no le importaba nada, lo deseaba, jamás volvería a sentir sus manos ni a escuchar esa voz que solo ella conocía. Estaba desesperada... sus labios se unieron con desespero, como pudo se empezó a quitar el vestido, intentaba resistirse, no quería hacerlo, podía perder la cordura y no dejarla ir... pero su piel, su olor, su mirada oscura...

La PiedadWhere stories live. Discover now