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-Señora Cho, hay visitas, la esperan abajo -Anunció uno de los betas trabajadoras en la mansión.

-¿Otra vez ellos están aquí? -el beta asintió como respuesta- manda a alguien a arreglar bien el cuarto de Minhyung y luego avisales a los jóvenes que bajo en un segundo.

"Maldita sea" dijo en sus adentros, "De nuevo estan otra vez aquí, necesito encontrar una buena excusa para que dejen de venir".

Debía de haberlo supuesto, todas las semanas entre jueves y sábados su sobrino junto a el famoso jóven Jung venían a su casa para saber novedades sobre Minhyung, era tan tedioso e insoportable.

Gracias a la maldita insistencia de los dos jóvenes por saber algo sobre su amigo debían de mantener la habitación de Minhyung en buenas condiciones, todo para que los alfas pudieran verlo. Su esposo y ella sabían bien que no podían alejar al fallido omega del ojo de todos, era la única forma que tenían de mantener la coartada de su horrible situación.

Su esposo, HyungMin, se encargo de amenazar a absolutamente todos los betas de la casa para que mantuvieran su gran mentira de manera perfecta. Había dado amenazas contra sus familias e existencias, para que entendieran que tanto cuidado debía se tener. La mentira también debían de mantenerla frente a su hija, Iseul, ella no debía de enterarse de la verdad, eso arruinaría todo.

Helena bajo las escaleras con delicadeza, ya metiéndose de lleno a ese papel de madre destrozada y cansada por todo el dolor que debía de llevar, le salía de maravilla, al fin y al cabo seguía siendo una omega de la élite. Era una excelente mentirosa y una impecable actriz, había sido entrenada para esos momentos toda su vida, no existía forma de que fallara en ello.

El problema era que odiaba meterse en ese papel y odiaba el doble que su esposo le haya dejado la parte más difícil de la situación.

Ahg, HyungMin le estaba haciendo lo mismo otra vez, siempre la dejaba sola haciéndose cargo de los temas pesados para luego él llevarse todo el credito de ello.

Al fin y al cabo Helena solo era la omega de un alfa importante, su destino siempre fue ser su sombra, quitarle el trabajo pesado de los hombros.

Volviendo a la realidad, en la planta baja vio a su sobrino John sentado en el sillón con su hija sobre sus piernas, a su lado estaba el joven Jung, el cual creía recordar que se llamaba Jeffrey, este mantenía una charla con su pequeña.

Iseul miraba al chico con ojos de corazones, se sentía orgullosa de que a su niña le gustará un alfa con un apellido tan poderoso como era el de Jung, a ella no podían gustarle alfas de menor nivel que ese, ella debía de mantener esos estándares altos para conseguir una buena vida como omega.

-Hola niños -los saludo en ese tono dulce y suave que tanto práctico durante su adolescencia, el tono perfecto que una omega debía de tener, el tono que debía de emplear ante cualquier alfa al que se dirigiera, para cautivarlos y conseguir que ellos se interesaran en ella, para tenerlos a su favor.

Ambos chicos se levantaron de donde estaban sentados y se acercaron a Helena, tenían esa vibra triste que los cubría, sus fuertes aromas dominantes se encontraban bastante apagados. Su sobrino John llevaba a la pequeña Iseul en sus brazos.

-Hola tía, ¿Cómo te sientes hoy?, ¿el tío y tú han estado descansando bien? -Preguntó el alfa Suh calidamente, siendo tan cordial y caballero como siempre.

A Helena le encantaba ver como John era un alfa de ensueño, de ese de los que se hablaba en los cuentos. Estaba orgullosa de que su sobrino se estuviera conviertiendo en el alfa perfecto, ya que él sería el representante de su familia, de su sangre, del apellido que alguna vez le perteneció. Pensó en que todo lo que estaba logrando John era todo lo que siempre había soñado para Minhyung, todo lo que deseaba que él fuera.

the Moon (문) to the truth | MarkhyuckWhere stories live. Discover now