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Podía verse a si mismo ser golpeado por su padre en la sala de estar de la mansión, el lugar que alguna vez considero su hogar. Podía ver a su madre llorando en una esquina, sin moverse, paralizada, rogándole a su padre que parará. También podía ver a todos los betas a su alrededor mirándolos con dolor y angustia, entre ellos resaltaba EunHye, la cual lloraba desesperada tratando de hacer lo posible para llegar a él.

Todo eso fue opacado en el momento que escucho a un animal llorar y aullar sin parar, ese sonido venía de él, de su interior, era su pobre lobito.

De un momento a otro no era él quién recibía los golpes de su padre, sino que ahora era su lobito, el pobre chillaba asustado rogando por piedad.

Sintió que su corazón partía, quiso salir corriendo hacia el lobito para meterlo entre sus brazos y protegerlo de todo mal, pero no pudo lograrlo. No podía moverse de donde estaba parado, era como si estuviera atrapado en una caja de cristal irrompible.

Comenzó a desesperarse, los llantos de su lobito cada vez eran menos y ahora estaba inmóvil tirado en el piso, tenia miedo de que su padre lo matara.

Tenía que sacarlo de ahí, pero no había forma de que logrará salir de la caja.

"Por favor Mark, no te rindas, lucha por nosotros" escuchó que el lobito le decía, entre lágrimas.

Y ahí fue como se levantó de golpe, pegando un grito desgarrador, llorando sin parar. Su pecho subía y bajaba abruptamente, todo su cuerpo se encontraba bañado en sudor.

Había sido una pesadilla, otra más en la que no era capaz de llegar a salvar a su lobito del peligro. Ese tipo de sueños lo atormentaban a diario, sin parar, sin darle un respiro.

Vio como Doyoung entraba corriendo por la puerta de su habitación, al parecer pudo escuchar su grito desde la distancia.

-¡¿Mark estas bien?! -Preguntó algo alterado, su respiración estaba acelerada- Oh... pequeño, ya esta, ya paso, ¿Haz tenido otra de tus pesadillas?

Asintió rápidamente, tratando de calmar sus descontrolados sollozos.

El omega se acercó para sentarse a su lado en la cama y abrazarlo, arrullandolo contra su pecho. Le tarareaba una canción que desconocía, tratando de calmarlo mientras le acariciaba el cabello y largaba sus dulces foeromonas para darle paz.

No le gustaban los tratos cariñosos ni que lo vieran en tales grados de vulnerabilidad, pero no podía evitar mostrarse de esa manera frente al omega mayor y, de alguna forma, tampoco se sentía tan incómodo al hacerlo. Había algo distinto en él, algo que no le hacía sentir tan mal cuando se mostraba tan destrozado.

O capaz era el simple hecho de que estaba roto por completo y ya no le importaba ni un poco mostrarse como realmente era.

Aspiró el olor de Doyoung, deleitándose en esa profundidad, tratando de alejarse de todo el alboroto de su mente y de su corazón.

"¿Acaso es manzana acaramelada?" Se preguntó, tratando de adivinar que era eso que no podía identificar en el aroma del mayor "creo que si lo es, es demasiado dulce".

-Ya no tienes porque temer pequeño cachorro, estoy aquí, estas a salvo, ya no estas en ese feo lugar, estamos en un lugar seguro -le susurró el omega, trayendolo de vuelta a la realidad.

Aquella era su nueva rutina últimamente, en su nueva vida. Era todo un tremendo caos y se sentía muy perdido, demasiado.

Se levantaba llorando aterrado todas las mañanas y a los segundos alguno de los dos adultos que lo cuidaba, o ambos, llegaba corriendo a su habitación para calmarlo, como si fuera un pequeño niño de 5 años que mojaba la cama porque creía que vivían monstruos bajo la misma.

the Moon (문) to the truth | MarkhyuckWhere stories live. Discover now