Seduciendo Un Alfa |NamJin|

4: El verdadero Kim SeokJin.

—¡No puedo creer que lo hayas hecho! —HoSeok miró a SeokJin con perplejidad. Estaba muy agitado por el ejercicio y la repentina confesión de su amigo—. ¡Estaba bromeando contigo cuando te sugerí hacer eso!

Pero SeokJin se arrojó al suelo y respiró aire profundamente para calmar su respiración. Él ignoró por completo las palabras de HoSeok.

—¡Mierda, estoy tan agotado! —SeokJin dijo después de unos segundos. Limpió el sudor de su frente con una toalla y suspiró con cansancio—. Está nueva rutina de abdomen y glúteos me va a matar algún día.

Al escucharlo, JiMin se rió por lo bajo y miró a HoSeok con una sonrisa suave. HoSeok entendió su mirada; era mejor no cuestionar a SeokJin sobre lo que hizo si, de todas formas, ya lo había hecho.

A Hoseok no le quedó de otra más que suspirar, y mirar a su amigo con el ceño fruncido, mientras esperaba una explicación más detallada acerca de lo que se supone que hizo.

Después de que su respiración volvió a estabilizarse, SeokJin miró a HoSeok con el ceño fruncido y dijo: —¿De qué te sorprendes? ¿Creías que no lo haría? —él se rió y le dio una pequeña sonrisa lasciva a su amigo—. No soy un virgen, Hoseokie. He hecho muchas mamadas antes.

En ese momento, los tres se encontraban en uno de los gimnasios del Club Seoul haciendo ejercicio. El lugar era extremadamente grande y estaba situado en el centro de Gangnam-du. Tenía numerosas áreas recreativas para todas las necesidades. Naturalmente, todas las familias adineradas tenían membresía en el lugar. Y era, por excelencia, el lugar preferido de los ricos.

A SeokJin le gustaba el lugar particularmente porque lograba hacer conexiones. Y de allí nacían los chismes más picantes de la alta sociedad. Además, al tener todo lo que necesitaban para divertirse en un día cualquiera de la semana, a todos ellos les gustaba pasar el rato allí.

Entonces, mientras estaban en su visita semanal al gimnasio, SeokJin había tomado la oportunidad para contarles casualmente lo sucedido con NamJoon hace unos días atrás a sus amigos. HoSeok, por supuesto, hizo una mueca de asco al escuchar su declaración. SeokJin era bastante vulgar a veces. Sin embargo, el otro omega continuó caminando en la caminadora eléctrica sin preocuparse mucho por sus palabras. No era algo que desconocía.

—Pero te recuerdo que al menos tenías una relación establecida con esas personas —él argumentó, aunque no resaltó que estas relaciones de SeokJin solo fueron algo casual. El omega se sentía como la voz de la razón dentro de su grupo de amigos siempre que alguno de ellos hacía algo indebido o imprudente—. No tienes una relación con Kim NamJoon. ¡Ni siquiera lo conoces bien!

SeokJin bufó al escucharlo. A veces Jung Hoseok podía ser un poco dramático, él lo sabía, pero no dejaba de desconcertarlo.

—Hoseok-ah, solo me encontraba comprobando que mi futuro marido tenga una buena polla. —Él se rió con una sonrisa inocente en los labios—. ¿Qué haría si al llegar a la noche de bodas descubriera que es una decepción? ¡Me encuentro cuidando de mis intereses a largo plazo!

Cuando SeokJin terminó de decir esto, JiMin se arrojó al suelo junto a él y se rió a carcajadas por las palabras de su amigo. Por dios, JiMin amaba a su hyung.

—¡¿Entonces, sí está bien dotado?! —JiMin preguntó después de reírse. La curiosidad y emoción burbujeando dentro de él—. Mierda, tienes que contarme todos los detalles, Jin-hyung.

SeokJin le dio un medio abrazo, aunque estaban muy sudados, y sonrió feliz de poder contar los detalles de su experiencia.

—¡Por supuesto que está bien dotado! Es tan grande que no cabía en mi boca por completo. —SeokJin no estaba exagerando aquí. Todavía tenía un leve dolor de garganta y tensión muscular en la mandíbula. Tan solo el recuerdo obsceno de lo profundo que chupo el pene del hombre casi le hace volver a salivar—. Él tiene una polla de ensueños... Pero su actitud sigue siendo una mierda —se expresó con irritación, recordando la arrogancia de Kim NamJoon—. Pero maldición... fue tan caliente. Y no sabes cómo me agarró y folló mi boca...