44: Fruto de su amor.

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Desde siempre, SeokJin ha tenido una comprensión profunda sobre cómo funcionan las cosas en su país. En Corea del Sur, su amada nación, toda figura pública debe comprender a la perfección la trascendencia de la imagen personal, porque la sociedad valoraba más la decencia, la moral y la perfección que cualquier otra cosa.

Su país estaba conformado por una sociedad en la cual sin importar si eres víctima o culpable, el escrutinio público no haría excepciones. Cada detalle de tu vida sería sometido a juicio en un tribunal virtual de opiniones donde incluso la más mínima imperfección podría convertirse en una condena. Los ojos vigilantes de dicha sociedad permanecían en alerta constante, incluso las figuras más prominentes de la élite corrían el riesgo de caer en el abismo de la exposición mediática.

Los ídolos admirados y los talentos en ascenso siempre caminaban por un sendero peligroso, donde un solo paso en falso podría ser capaz de arrasar con toda su carrera. A pesar de este conocimiento, la simple idea de que tu privacidad fuera arrastrada a la luz pública contra tu voluntad era, en sí misma, aterradora.

Era aquí en donde la línea que separa la gloria de la desgracia, lo público de lo privado, se volvía aún más delicada de lo que cualquiera podría imaginar. Las vidas de aquellos que son el foco de atención podrían cambiar con un solo clic.

SeokJin apretó su celular con firmeza y, con un temor palpable, hizo clic en el enlace del video. A medida que la imagen comenzó a reproducirse, sintió que la sangre abandonaba su rostro y una sensación gélida recorría su piel.

Era un video capturado por la cámara de seguridad del penthouse de NamJoon.

La iluminación y la calidad del video eran pésimas; apenas se distinguía el rostro de NamJoon debido al acercamiento. El alfa se encontraba sentado en el sofá con el pecho descubierto, pero no había dudas de que era él, y que había alguien más arrodillado entre sus piernas.

Eres una puta que le gusta chupar pollas, ¿no? —NamJoon dijo en medio del video, el audio también era poco claro, pero aún así cualquiera era capaz de entender lo que estaba diciendo—. Haré que me chupes la polla todas las noches...

Hubo un extraño corte en el video y después se escuchó el sonido de un golpe. La imagen cambió y NamJoon parecía tener a alguien acostado sobre su regazo.

Voy a azotarte el culo hasta que llores y supliques...

De repente, el video se cortó, la imagen volvió a pausarse y los sonidos obscenos de respiraciones laboriosas y jadeos desaparecieron. Después de ver el video completo, que tan solo duraba unos pocos diez segundos, la sangre que había abandonado el rostro de SeokJin volvió a precipitarse en su cara y toda su piel se enrojeció de una terrible vergüenza.

—Hyung... —JiMin lo llamó con cierta cautela en su voz—. ¿Eres tú el del video...?

SeokJin apretó los dientes y trató de respirar correctamente. No podía hacerlo. Aunque la persona a la que NamJoon llamaba puta y azotaba en el video no se veía claramente, pues este había sido curiosamente recortado y enfocado en NamJoon, ese omega no era otro más que él.

De todas las cosas que podía esperar, esto no era una de ellas.

Las manos de SeokJin temblaron, el mareo lo asaltó y tuvo que apoyarse en JiMin para no caer. Esa grabación fue hace meses atrás, cuando NamJoon y él apenas estaban empezando su arreglo, y por eso la voz del alfa sonaba tan ruda al hablarle. Sin embargo, solo ellos dos, que compartieron innumerables noches juntos, sabían que el alfa nunca se atrevería a lastimarlo realmente.

—No... No lo entiendo —murmuró con desconcierto—. Cómo... ¿Cómo obtuvieron este video...?

JiMin colocó una mano en su espalda y lo miró con preocupación.

Seduciendo Un Alfa |NamJin|Där berättelser lever. Upptäck nu