38: El hijo del viejo zorro.

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—NamJoon me abandonó.

SeokJin apoyó su cabeza en su mano y suspiró dramáticamente después de soltar esas palabras. Jungkook, que se encontraba a punto de llevar un bocado de su desayuno a su boca, hizo una mueca y negó con la cabeza.

—¿Por qué eres tan exagerado, hyung? —Jungkook lo criticó con una ceja arqueada—. Solo han pasado cinco días desde que NamJoon-hyung se fue. Además, ¿cómo podría llevarte? Estás ocupado con tu propio trabajo.

SeokJin giró el rostro y lo miró con un mohín en los labios. Todavía era bastante extraño para Jungkook creer que NamJoon y SeokJin eran compatibles. Un omega mimado y quejumbroso como Jin era la representación gráfica de todo lo que irritaba a su primo.

Pero, al parecer, nunca fue así.

—¡¿Crees que cinco días no es mucho?! —SeokJin expresó con sentimiento. Él era tan infantil a veces que Jungkook solo podía suspirar sin creer que ese omega era el mayor entre ellos—. Cinco días es más de la mitad de una semana... ¿o no se me permite extrañar a mi prometido?

NamJoon se había ido a inicios de semana a un viaje de negocios que duraría ocho días. Quedarse solo en el departamento, después de atravesar un evento traumático tan solo una semana atrás, no fue del agrado de SeokJin. Sin embargo, incluso si quiso que el alfa lo llevara con él a su viaje, era tal y como Jungkook había mencionado: estaba ocupado con su propio trabajo.

Las filmaciones de la película iban bien. Estaban al día y no se habían atrasado con las grabaciones a pesar del accidente de la semana anterior. Aun así, SeokJin no podía dejar el país de imprevisto en medio de las filmaciones. De hecho, era una suerte tener un día libre en medio de la semana.

—Sé que es tonto... —SeokJin volvió a hablar con un tono más serio y bajo—. Pero lo extraño... Me siento raro cuando vuelvo a casa y él no está.

Jungkook exhaló y le dio una ligera sonrisa.

—Si quieres puedo volver a quedarme contigo esta noche, hyung —se ofreció con ánimo—. No tengo nada importante que hacer hoy.

Para ser justos, Jungkook se había divertido mucho estando con SeokJin. Aunque había ido a quedarse con el omega principalmente por una orden implícita de NamJoon, pues el alfa le pidió que se mantuviera cerca de SeokJin y no lo dejara solo, Jungkook terminó disfrutando más de lo esperado de su noche.

SeokJin y él se metieron en el jacuzzi del penthouse juntos, bebieron el mejor vino de la colección de su primo y escucharon música, todo mientras tenían charlas al azar; algunas superficiales y otras lo suficientemente profundas como para hacerlo reflexionar acerca de su vida. Después de eso, hicieron palomitas de maíz y vieron un maratón de películas hasta que sus párpados estaban pesados por el sueño.

Jungkook tenía que reconocer que gracias a la noche anterior había llegado a conocer mucho mejor a su hyung. En realidad, de cierta forma, logró entender por qué NamJoon se había rendido ante los encantos de Kim SeokJin.

El omega era infantil, engreído y escandaloso la mayor parte del tiempo, pero también tenía un lado atento, reflexivo y absorbente. La manera en que SeokJin vivía su vida era casi totalmente distinta a la suya y a la de NamJoon. Sin embargo, era realmente curioso, y también agradable, poder compartir sus diferentes puntos de vista sobre las cosas más simples e insignificantes.

—Creo que hoy me quedaré en casa de mi familia —SeokJin le informó—. Mi mamá quiere hablar conmigo sobre los preparativos de la boda. Piensa que ya es hora de que me involucre más en la organización.

—¡Por favor! —Jungkook suplicó—. Sé que como asistente personal de NamJoon-hyung es parte de mi trabajo asistirle, pero ya estoy cansado de tratar con tu madre y mi tío sobre los preparativos de su boda. ¡Son jodidamente exigentes! Ya he perdido la cuenta de a cuantos wedding planners han rechazado por no cumplir con sus requisitos.

Seduciendo Un Alfa |NamJin|Where stories live. Discover now