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Antes de llegar al palacio, tenía una identidad bastante diferente. Ro era un joven de 16 años que vivía en las lejanas tierras del Camino de la Seda, encargado de cuidar a los niños pequeños de allí, hasta que un día llegó un cruel pirata lo separó de su familia y de sus niños. Por mucho que pataleó, gritó y peleó, fue alejado de su tierra natal.

Estaba muerto de miedo, pues su destino era incierto y de éste dependía su vida. Cuando llegaron a un puerto, fue comprado por un hombre del palacio. Pensó que debido a que era muy joven y delgado no fue llevado a un prostíbulo, por lo que ese hombre lo llevó a la cocina para ayudar a las sirvientas.

— desde hoy en adelante, eres Park JinYoung, flor de la juventud. — le dijo una mujer una vez que dominó el idioma.

La señorita YeoJin era la encargada de la servidumbre del palacio, pero para el joven sirviente era una mujer de pesadillas.

Tan cruel y malvada. Lo golpeaba cada vez que no entendía algo, azotaba su espalda con una vara de membrillo o quemaba sus manos con agua caliente si la comida quedaba con un sabor que no le gustase.

Por poco, pensó que moriría en ese lugar, si no hubiese sido por 3 revoltosos príncipes que habían entrado a la cocina a esconderse de su padre, pues habían roto una de las joyas reales cuando jugaban con en los aposentos de su padre.

— ¿qué sucedió, corazones? — preguntó con amabilidad al ver a los infantes. En ese entonces, no sabía ni conocía a los miembros de la realeza, por lo que se había dirigido a ellos con informalidad.

— Soyeon rompió el sello de papá. — contestó un niño alto, de seguro el mayor, señalando con el dedo a su hermana.

— ¡no es cierto; fuiste tú! — le gritó la mencionada

— ¡papá nos va a castigar! — exclamó el más pequeño.

Según Ro, había entendido cello: un instrumento musical, no al sello real que utilizaba el rey para firmar órdenes. Con una sonrisa gentil, tomó el hombro del mayor con delicadeza.

— señalar con el dedo es de mala educación, pídele disculpas a la señorita. — le habló suavemente, causando la indignación en la cara del niño.

— ¡ella se equivocó, ella debe disculparse!

— Si quieres que la gente te dé lo que quieres, debes darlo primero. — le explicó. — discúlpate con ella, para que ella aprenda a disculparse contigo por sus errores.

— ¡bien! — exclamó con un puchero. — Discúlpame, Soyeon. Nunca más volveré a señalarte con el dedo. — dijo el menor cabizbajo.

— disculpa aceptada. — respondió ella con arrogancia, luego, Park tomó sus hombros. — disculpa por gritarte. — dijo, tragándose su orgullo.

— disculpa aceptada. — dijo ahora él.

— papá va a enojase mucho po el sello roto. — volvió a hablar el más pequeño. — nos dijo que no jugáramos con sus cosas.

— Deben decirle a su papá lo que sucedió. — les indicó el mayor. — siempre deben decir la verdad y asumir las consecuencias de sus actos.

— Pero papá nos castigará y nos dejará sin paseo de primavera. — alegó la princesa con un puchero. El pequeño corazón del joven sirviente se ablandó.

— oh, entonces su padre debe ser un ogro muy feo y malo para no conmoverse por esas caritas muy lindas. — les habló, dándoles un abrazo para hacerles cosquillas. Los niños rieron encantados mientras JinYoung jugaba con ellos. — arg, soy el ogro de su padre y me los voy a comer a besos. — exclamó con una voz rasposa mientras le daba besitos en sus cabezas. — me los voy a comer por decir la verdad.

Slave (JJP)Where stories live. Discover now