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Pasar la noche fuera de su hogar, de una forma tal hostil, sería doloroso para los niños, mas para el joven sirviente era una pesadilla ya vivida. Hacerlos dormir para que no sufran tortura alguna tal vez los ayudaría a pasar esta dura noche. Era lo único que quería hacer cuando fue secuestrado.

Pese al frío, se quitó la chaqueta de su traje los cubrió para que no pasaran frío.

— ¿cómo puedes callar sus gritos cuando vas a dormir? — le habló, vigilando el sueño de los niños.

— no entiendo a qué te refieres. — le contestó indiferente.

— cuando te suplican por piedad, cuando lloran por sus vidas, cuando te piden que los liberes. — le explicó, con lágrimas brillando en sus ojos. — yo los recuerdos. A ellos y a mí. Tú los recuerdas bien.

— ¿cómo crees que lo hago? — JinYoung miró a la hendidura de su máscara, hacia sus ojos. — yo huelo a su sangre y mi armadura está hecha de sus huesos.

— te engañas a ti mismo. Nadie puede ser tan miserable. — respondió con miedo. — ¿cómo puedes estar bien contigo mismo a la hora de dormir? Aún me torturo a mí mismo por no poder haber ayudado a esos chicos más jóvenes que yo y que murieron camino al palacio.

— entonces tortura al resto. ¿Por qué sufrir uno mismo si puedes alimentarte del dolor ajeno?

— ¿incluso si es de niños?

— en especial si es de niños. — respondió, haciendo estremecer al más pequeño, quien se puso a la defensiva de inmediato. — tranquilo, a esos los tengo que llevar a salvo. A ti no.

El guerrero lo levantó, para llevarlo a lo profundo del bosque. Se había convertido en su saco de golpes personal. JinYoung aguantó los gritos para evitar despertar a los niños.

Solo esperaba que JaeBeom lo encontrara rápido.

El hombre se quitó su máscara, revelando su identidad. Tenía vendas alrededor de su cabeza, manchadas de sangre, seguramente de esos guardias que intentaron mantener a salvo el palacio. También se deshizo de ellas, mostrando su rostro, prácticamente deformado por las cicatrices.

— tú vives allá arriba, vistiendo sedas y siendo los ojos del rey, pero yo he tenido que ganarme la vida hasta este punto. — le habló, poniéndose de rodillas entre sus piernas.

— yo no pertenezco a ese mundo. Soy solo un criado. — respondió con miedo. — vivía en un pueblo mercantil. Estaba oculto entre la Ruta de la Seda. Me quitaron de mi hogar para ser vendido en el mercado de esclavos.

— iban a prostituirte, ¿y qué los detuvo?

— estaba muriendo. — respondió. — no había comido ni bebido en tres días, estaba enfermo. No podían prostituir a un cadáver. Un guardia del palacio nos encontró y nos compró a todos, pero yo fui el único que sobrevivió.

— te veo bastante repuesto. — comentó, empezando a pasar sus manos por debajo de su ropa. — pero qué pena que no tengo cómo pagarte, tal vez solo mantenerte con vida.

JinYoung empezó a temblar del miedo, cubriendo sus labios para evitar sollozar.

— no. — murmuró, intentando apartarlo, pero él lo agarró de los brazos, apretándolos mucho más fuerte que el rey la noche anterior. — dime quién es tu dueño y te dejaré hacer esto, sin hacer ruido.

— no me interesa que esos niños despierten y escuchen tus lamentos. Será tu problema después ver cómo los calmas.

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Slave (JJP)Where stories live. Discover now