Pánico de mamá

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  Por otro lado, en la casa de la antes Ginny Potter, ahora de nuevo Weasley, las cosas estaban un poco tensas.

-¡Albus Potter, detente ahí!.

    Persiguió a su hijo escaleras arriba, casi chocando con la puerta de su habitación cuando esté la cerró detrás de él.

-Me dirás ahora mismo quien te hizo eso -Abrió la puerta, que al menos no tenía seguro y se adentró al cuarto hecha una furia.

  Quería despedazar a quien fuera que se hubiera atrevido a hacerle tal daño a su bebé.

-No fue nada, mamá -Insistió Albus.

  Estaba acostado boca bajo en su cama, tecleando palabras velozmente por su teléfono.

  Ginny respiró hondo una, dos y tres veces antes de sentarse junto al menor.

  Abajo, escuchó el estruendo creado por Lily y James metidos en la cocina haciendo Dios sabe que, tendría que encargarse de eso luego.

-No estarás esperando que yo de verdad crea eso ¿Cierto?.

  Trazó sin tocar los largos rasguños cruzados por el ojo de su hijo. Debatiéndose entre si era peor eso o la inflamación y sangre en su nariz.

-No fue nada, má -Repitió su patético intento de excusa. Al ver que no se iba, suspiró y agregó- Fue sólo una pelea, me golpeó, yo lo golpeé más y me arañó el ojo.

-¿No fue nada? ¿No es nada tu nariz rota? ¿Con quien peleaste? ¿Por qué?.

El divorcio, medio años atrás, coincidió catastróficamente con la etapa rebelde de su hijo menor. Volviéndolo tan susceptible y volátil como recordaba que había sido Harry a esa edad. Aunque a Albus no le había dado por teñirse el cabello, ni volverse todo un casanova (Como a su padre), no, Albus prefería calmar sus hormonas golpeando gente.

  Medio año que indujo a Ginny en agonía total, todo el tiempo preocupado, irritada y desesperada. Yendo y viniendo de la oficina del director, haciendo promesas que no era capaz de cumplir. 

-Estoy preocupada por ti.

-Fácil de arreglar, simplemente no lo estes -Muy sencillo decirlo cuando tu hijo no llegaba con un problema nuevo cada semana.

  ¿Qué podían hacer? Albus se negaba a ver un terapeuta, los castigos solo empeoraban sus acciones. Hablaban con él, claro que lo hacían, pero es difícil conservar la paciencia cuando el interlocutor ni siquiera tenía la decencia de fingir que le importaba lo que decías.

   Ginny tampoco es que fuera la persona más calmada. Pero Dios sabía el esfuerzo que hacía.

-Albus...

-No le digas a papá ¿Sí? -Y por primera vez desde seis meses atrás, vio muestras de vulnerabilidad en su expresión. Su hijo dejó de lado la presunción y el sarcasmo para hacer una petición. Lo primero que pedía desde el inicio de aquello. ¿Significaba algo?- Ya me echó una bronca la última vez, dejemos pasar esto.

  Lo pensó un segundo. ¿Cuáles eran sus opciones? Llevaban mucho tiempo en lo mismo. Quizás era hora de empezar a cambiar la jugada. Tal vez este era el puente que necesitaba para llegar a Albus, conectar de nuevo con él.

-Bien. No hablaremos de esto con tu padre -Acarició su cabello, deseando tener más fuerza de voluntad, apelando a la mujer que era hace un año, esa que jamás hubiera permitido que una situación cómo está llegará tan lejos- Pero debes detenerte, Albus. Basta. Esto no puede seguir. No puedes continuar haciéndote daño a ti.... Y a los demás.

-Lo intentaré -¿Le estaba mintiendo o de verdad planeaba cumplir con ese compromiso?. Ella quizo aferrarse con uñas y dientes a la segunda posibilidad.

-¿Quieres hablar de eso? ¿Por qué haces estas cosas? ¿Quieres contarme lo que te ocurre? -Su voz sonaba como una patética súplica. 

  Tenía esta sensación desde el divorcio, una que jamás experimentó antes. Se sentía débil y endeuda con sus hijos. Y joder, como lo odiaba.

  Albus se levantó, se quitó la camisa con cuidado y limpio la sangre que casi resbalaba por su barbilla.

-No hay mucho que explicar -Se encogió de hombros con desinterés, la pequeña verja del caparazón cerrándose- Solo soy así. No me pasa nada.

-Eso no verdad. La gente no va por allí golpeando personas cuando no les pasa nada.

-Jummm, tienes razón. Esto debe ser totalmente culpa suya -Afincó dos dedos en su barbilla, como si lo pensara- Enloquecí porque el divorcio de mis padres me traumó. Tiene sentido.

-¿Es eso? ¿Tienes problemas con el divorcio? -La culpa se clavó como una flecha en su corazón.

-Puede ser, puede ser que no. Nunca lo sabremos -Sonrió burlón. Y Ginny se maldijo por creer que ese maldito puente aun estaba allí. Era obvio que por alguna razón que desconocía, se quemó sin dejar nada a lo que atarse.

-¿Con quien peleaste? -Preguntó una vez más, con esperanza de obtener más información al respecto.

-Confórmate con saber que si yo estoy así, él esta peor.

  A la mente de Albus llegó la imagen del muñequito de pastel Malfoy, con la camisa manchada en sangre y lo boca rota. Una mezcla de desagrado y satisfacción instaladas en su estómago. Ese sentimiento mixto llevaba un tiempo persiguiéndolo.

  Ginny se puso de pie frente a él. Estaba molesta, Al lo sabía. Pero por más que lo intentaba, no podía hacer que le importara. ¿Ginny estaba molesta? ¿Harry era infeliz? Pues bueno, bienvenidos al club.

-Ven abajo, voy a limpiarte eso.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Where stories live. Discover now