Volando alto

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  Scorpius suspiró, pasando a la siguiente hoja de su cuaderno de apuntes.

-Entonces, James. La guerra de las dos rosas empezó en...

-¿1455?.

-¿Me lo dices o me lo preguntas? -James dudó por un segundo. Scorpius rezó mentalmente para que acertara.

-¿Te lo digo? -Su clásica sonrisita coqueta se abrió paso en sus labios. Scorpius se sintió un poco delirante, carraspeó y volvió su vista al libro, no queriendo que James notara su sonrojo.

-Correcto.

  Una semana había pasado desde que le asignaron a James. Desde entonces, compartieron más de cuatro clases de estudio juntos. Muy a su pesar, debía admitir que no estaba siendo nada fácil.

  James era encantador, lo suficiente para desconcentrarlo y causarle ese burbujeo ansioso en el estómago. Claro que, en los momentos que no estaba eclipsado por el chico, su frustración casi lo mataba. Nunca, en sus dieciséis años de vida, conoció a alguien que le costara tanto memorizar.

-¿Crees que apruebe el próximo examen? -Preguntó esperanzado.

-Eh... -No. Ni aunque taladrara su cabeza y derramara el conocimiento dentro, no. Esa era el segundo acierto que tenía en todo el tiempo que llevaba instruyéndolo.

  Pero se veía tan tierno con la boca entreabierta y sus ojos anhelantes. ¿Cómo romper su corazón de tan vil forma?.

-Yo... No pienso que estés listo todavía -Obligó a las palabras a salir, la culpa invadiéndolo inmediatamente al ver la decepción de su amor imposible- ¡Pero podemos seguir intentando! Aún quedan un par de días, si tan solo...

-Es inútil -Suspiró y golpeó la mesa con su cabeza- No lo lograre.

-No digas eso -Sufrió la demoledora necesidad de pasar sus dedos por el aparentemente suave cabello, darle un poco de consuelo. Se resistió.

-Faltan dos días, Scorp -Y su corazón se aceleró por el diminutivo- No hay manera. El lunes es la prueba y no queda más tiempo.

-Podría... Yo podría -Lamió sus labios nerviosamente en lo que James levantó la cabeza de donde la tenía apoyada- Podría ir a tu casa hoy. Y seguir estudiando allí.

-¿Harías eso por mi? -Vale, no era justo que lo mirara de esa forma.

  ¿Su padre se enfadaría mucho con él si faltaba a la cena de los viernes?.

  Últimamente, Harry llevaba la cena casi todos los días, excepto los fines de semana cuando estaba con sus hijos. Esos días eran solo su papá y él. No quería abandonarlo...

Pero James...

-Claro, no tengo nada más que hacer -Mintió con una sonrisa que pretendía verse despreocupada.

-Eres un buen amigo, Scorp -Y ahí estaban de nuevo. Las jodidas mariposas que laceraban con sus alas las paredes de su débil estómago.

-¿Somos amigos? -¿En verdad sonó tan patético como se escuchó en sus propios oídos?.

-Obvio que si.

  Recogió sus cosas, dándole la espalda a Scorpius por un segundo. Lo cual era fabuloso porque sentía como ardía su cara y sus pulmones dejaban de funcionar.

-Eso es... -Dos golpes secos en la puerta arruinaron el momento. Al ver quien era, todo su cuerpo se tensó, las mariposas muriendo tan veloz como si las hubieran rociado con insecticida.

  Albus estaba cruzado de brazos, mientras los observaba con ese aire de superioridad que lo hacía tan inaguantable.

-¿Ya podemos marcharnos o seguirán insistiendo con este cometido inviable? -Resultaba sugestivo su forma tan melodiosa de hablar, cada sílaba perfectamente controlada, como si ensayara sus frases antes de decirlas.

Si cerrabas los ojos e ignorabas las palabras punzantes e insultos, casi te sentirías arrullado.

-Scorpius vendrá con nosotros -Declaró James, ignorando por completo sus anteriores palabras. Definitivamente debía tener una paciencia infinita para aguantar a Albus diariamente, Dios sabía que él ya lo habría asesinado para ese punto.

-¿Por qué? -Frunció las cejas, todo rastro de diversión esfumado.

-Faltan un par de cosas por estudiar -Se puso en pie y jaló al rubio del brazo hasta levantarlo. Su extremidad hormigueó ahí donde lo tocó- Y como Scorp es muy listo se le ocurrió la brillante idea de continuar en casa.

¡Oh por Dios! Primero dijo que era su amigo y ahora que lo consideraba muy listo. ¿Estaría James coqueteándole? ¿Él también estaría interesado?.

Asintió con la cabeza, sin saber que más hacer a parte de lo imposible para evitar que la sangre subiera a su cara. James se veía satisfecho.

-Como sea, par de crapulosos -Viró los ojos y se echó a andar, sin asegurarse ni una vez de que ellos lo seguían.

-¡Tú eres el crapuloso! -Gritó su nuevo amigo haciendo muecas groseras en su dirección. Cuando Albus se había adelantado lo suficiente, giró hacia él- ¿Qué es un crapuloso?.

-No necesitas saberlo.

Su primera tarea auto-asignada como amigo de James, sería evitarle cualquier tipo de peleas con su execrable hermano.

Así es maldito, Scorpius también sabia de palabras altisonantes, después de todo, su padre era Draco Malfoy.

-Papá envió un mensaje, nos verá en casa, intentará salir del trabajo lo más rápido posible -Detuvo su ligero andar, casi provocando que colisionaran contra su espalda.

Genial. Al fin conocería al famoso señor Potter. Esperaba que fuera más como James, no creía ser capaz de aguantar a una versión más vieja y amargada de Albus Cretino Potter.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz