El cadáver de la novia

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  Albus hacía lo posible por guardar silencio mientras la enfermera Pomfrey limpiaba la sangre de su rostro. Pero McGonagall no ayudaba, insistiendo sin parar en el mismo tema.

-Debe decirme la verdad, el responsable tiene que ser castigado.

-Es la verdad -La anciana mujer limpió el hilo de sangre que atravesaba su cabello hasta caer en su nuca- Me golpeé accidentalmente.

La enfermera le indicó que contara hasta tres antes de devolver su nariz de regreso a su lugar. Albus lo hizo, pero apenas llegó al dos antes de dejar salir un grito de puro dolor tras el horrible jalón.

-¡Me dijo que esperara al tres!

Se calló por el río de sangre que escapó de su recién enderezada nariz.

-Si no accede a revelar la identidad de su agresor, no me quedará más opción que castigarlo -Amenazó la profesora.

-¿Castigarme por tropezar con el maldito casillero? ¿Se está escuchando a usted misma?.

Pomfrey pasó a encargarse de vendar la herida en su cabeza. No era profunda, le informó. Solo un pequeño corte muy sangrante, ni siquiera hacía falta sutura. Eso no impidió que doliera como el infierno al ser rociada con alcohol.

McGonagall salió de la habitación, solo para volver diez minutos después. Ya tenía la herida atendida y la nariz taponada para entonces.

-He llamado a su madre, dice que está en medio de una junta, pero irá a casa apenas termine. Su padre vendrá a buscarlo.

Ay no.

-No, espere, estoy bien, puedo irme solo. Madame Pomfrey, dígale que puedo irme solo, por favor, dígale.

-Es mejor si alguien viene a recogerlo, Señor Potter. No confío en su coordinación con una herida como esa en la cabeza.

-¡Pero usted dijo que no era nada grave!.

-Eso en términos médicos significa que no lo hará morir, señor Potter.

-Joder.

No más de media hora más tarde, Harry Potter se bajaba de su camioneta, aparentaba tranquilidad y serenidad, pero Albus podía ver que había debajo de todo eso, después de todo, no puedes vivir toda tu vida con alguien sin aprender a leerlo.

Harry estaba enojado. No, eso era un eufemismo. Harry estaba furioso.

Intercambió un par de palabras rápidas con McGonagall, asegurándole que llegaría hasta el fondo del asunto. Si pretendía ser intimidante, no lo consiguió. Albus solo sentía fastidio ante tanto protocolo.

Cinco minutos. Eso fue lo que tardó Harry en romper el silencio una vez estuvieron en la privacidad de su camioneta.

-¿Vas a contarme que ocurrió?.

Albus suspiró, recordando la mentira que le dijo a McGonagall con anterioridad.

-Fui a recoger mis cosas, el piso estaba mojado, resbalé y golpeé mi cara contra el casillero -Explicó despacio, como si hablara con un niño.

-¿Lo suficientemente fuerte para romperte la nariz?.

-Lo suficientemente fuerte para romperme la nariz -Confirmó en voz baja. Quería zanjar el tema de una vez, cerrar sus ojos y viajar al mundo de los sueños en donde no había padres molestos ni hermanos idiotas que te estrellaban contra casilleros.

-Genial -Harry se reclinó hacia atrás en su asiento, apretando con más fuerza el volante- Ahora quizás quieras contarme una mentira que explique cómo te rompiste la cabeza por dos lados opuestos al mismo tiempo.

-Pues...

-No me digas, déjame adivinar. Te caíste, rompiste tu cara, te pusiste de pie y por obra del destino cruel, caíste de nuevo, esta vez de espaldas -Definitivamente no le gustaba el tono sarcástico y sardónico de su padre. ¿Así sonaba él todo el tiempo?, ya entendía porque no tenía muchos amigos.

-Que puedo decir, soy muy torpe.

Su padre tocó la bocina con mucho ímpetu cuando otro auto se atravesó en su camino, lanzando un par de groserías por la ventana abierta. El tránsito estaba de locos ese día.

-Albus... Te juro que estoy haciendo lo posible por no perder los estribos, pero no estás cooperando.

-Solo expongo los hechos.

-¿De verdad crees que soy tan idiota o lo haces para molestarme?.

-¿Es una pregunta retórica?.

-¡Albus!.

Albus analizó sus opciones, no podía acusar a James, eso solo lo llevaría a la pregunta de "¿Por qué te golpeó?" Lo que lo obligaría a dar un montón de explicaciones que tenía mucha pereza de exponer.

-¿Fue Scorpius? -Preguntó Harry tras un periodo corto de silencio- ¿Pelearon de nuevo?.

Lo que faltaba.

-No.

-Pero si te peleaste con alguien.

-No.

-Albus...

-No me peleé con nadie ¿Podemos dejar de hablar de esto?.

-No hasta que escuche la verdad.

Albus no tenía paciencia para lidiar con eso en ese momento. Revisó su teléfono, tenía un mensaje de Scorpius preguntándole porque llegaba tarde a su reunión.

Abrió el chat para contestar, pero su padre le arrebató el móvil de las manos.

-¡Hey! ¡Devuélvelo!.

-¡Estamos teniendo una conversación aquí!.

  Todo pasó como en cámara lenta a partir de ese momento, o al menos así lo recordaría Albus por siempre.

Se inclinó sobre su padre, con la poca libertad que le daba el cinturón de seguridad. Su padre, sorprendido, cambió de mano el teléfono, intentando devolverlo a su asiento.

En un arrebato de furia, se impulsó con aún más fuerza, en un fallo de cálculo su mano se apoyó en el volante, girándolo accidental y violentamente en su dirección.

Albus escuchó primero el chirrido de los frenos. Luego sintió el tirón de Harry devolviéndolo al asiento de un empujón mientras hacía lo imposible por retomar el control del auto. No lo logro a tiempo.

La brusca vuelta en U, sumado al impacto del auto a su lado, lograron voltear la camioneta.

Albus abrió sus ojos con esfuerzo, todo lo que podía ver era vidrios rotos y machas rojas esparcidas por todos lados. Su cuerpo entero estaba entumecido, le costaba mucho respirar. Al girar la cabeza para mirar a Harry, deseó no haberlo hecho. Tanto por el dolor como por la terrible vista.

La bolsa de aire de Harry se había disparado, pero su papá estaba inconsciente sobre esta. Su sangre salpicaba por todos lados, pero Albus no era capaz de distinguir de donde salía.

-Papá... papá -Fue un susurro roto a sus propios oídos. Pero no era capaz de más- Papá, papá, papá...

Estiró un brazo en su dirección, temblando a más no poder. Con nulas fuerzas lo sacudió. Nada. Su padre no respondía.

-¡Papá! -No podía moverse demasiado, pero se esforzó por tantear con su mano hasta dar con el teléfono de Harry.

La pantalla estaba rota, pero funcionaba, su dedo se llenó de sangre al pincharse con una astilla ¿Qué era un poco más de dolor cuando sentía que cada hueso de su cuerpo estaba roto?.

Logró marcar dos números, luego su visión se nubló por completo. El aparato se deslizó entre sus dedos cuando la oscuridad se lo tragó.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ