Hilo roto

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-No tienes que quedarte allí mirando -Escribió un par de líneas más en la nota adhesiva antes de proceder a pegarla en la libreta- Puedo hacerlo solo.

James se removió, visiblemente descolocado, en su lugar. Llevaba media hora sentado frente a él, solo boqueando, intentando, sin éxito, encontrar algo para decir.

-Es que todavía no logro comprender porque estás haciendo esto.

Alzó la mirada hacia su hermano, no recordaba la última vez que habían pasado tanto tiempo juntos. Honestamente, preferiría que le extrajeran el cerebro por el oído con una pajilla, a tener que continuar con esto más rato.

Maldito Scorpius Malfoy.

-Golpe de suerte. Supéralo -Subrayó un par de palabras con resaltador y encerró otro par en círculos.

-¿Cómo te convenció Scorpius de hacer esto? -El castaño se llevó a la boca la goma de su lápiz. Albus sintió arcadas al pensar que había usado ese mismo lápiz hace unos minutos.

-Dos palabras -Declaró con voz gélida- Mi. Asunto.

¿Por qué no se podía largar como cualquier persona normal? ¿Qué lo tratará como basura no era suficiente indicador de que lo quería lo más lejos posible? Se burló internamente de su baja autoestima.

-¿Qué estás haciendo?.

Masajeó los costados de su cabeza. ¿Ya había dicho que odiaba a Malfoy?.

-Scorpius dice que solo la gente irracional raya los libros.

¿A quien mierda le importaba lo que él dijera? Obviamente a Albus no. Y que dejara una hoja completa sin subrayar no tenía nada que ver con ese comentario.

Más tarde que temprano, dio resultado el ignorar a James. Quien desistió por fin de intentar entablar una conversación, optando mejor por mensajearse con alguno de sus incultos amigos.

-¿Cual es el chiste? -Preguntó luego de ser atormentado con su molesta risa por al menos diez minutos.

-Scorpius dijo algo gracioso.

-¿Ustedes se mensajean?.

-Claro. Somos amigos.

-¿Por qué?.

James lo miró como si fuera idiota. Fue antinatural, es mirada solo le pertenecía a él.

-Albi, no puedes pasar quince horas a la semana con una persona sin volverse amigos.

Claro que se podía. Él no era amigo de ninguno de los imbéciles a los que les daba tutorías. Apenas y con ayuda de Dios podía aguantarlos el tiempo que duraban las mismas.

No podía ni empezar a comprender lo que alguien como Scorpius encontraba de provecho o interés en su soso hermano.

Fue ahí cuando lo recordó, ese pequeño detalle que había desechado por irrelevante con solo conocerlo.

-Ah, ya comprendo -Sonrió cínicamente antes de volver a su trabajo.

Tan predecible como su padre, James no tardó en hablar de nuevo.

-¿Comprendes? ¿Qué comprendes según tú? -Sus pobladas cejas casi se tocaron por lo profundo de su ceño fruncido.

Albus fingió considéralo un segundo antes de hablarle en un falso tono cómplice. Afilando tanto la palabras como una navaja nueva.

-¿Me dirás que no sabes la razón de que Scopius gaste tanto tiempo contigo?.

James entrecerró los ojos en confusión. Y Albus lo sintió, ese cosquilleo en el estómago que tenía siempre antes de lanzar una estocada a muerte.

-No me interesan tus acertijos, Albus. Si tienes algo que decir, solo hazlo.

-Oh, vamos. Todos saben que el niñato Malfoy te tiene ganas desde que puso uno de sus remilgados pies en Hogwarts.

Su hermano no pareció para nada a impresionado ante la revelación. Solo chasqueó la lengua y puso los ojos en blanco.

-Eres un imbécil.

-¿De verdad? Por favor James, hay que ser demasiado menso para no notarlo -Se llevó un dedo a la barbilla- Ya veo porque no lo notaste.

Albus se carcajeó, reciclándose hacia atrás en la silla de la cocina.

-Oh, por Dios. Tú en serio pensaste que... Joder, en serio creíste que eran amigos.

El castaño se enfurecía un poco más con cada minuto que pasaba. Entonces Albus decidió continuar.

-James, hermano -Dejó de reírse, cambiando su expresión a una mortalmente seria, con una pizca brillante de crueldad- ¿En serio creíste que alguien como Scorpius sería amigo de alguien como tú solo porque si?.

Internamente se preguntó si James sería capaz de golpearlo. Apostaba porque no, pero su semblante en ese momento solo gritaba peligro.

-¿Por qué piensas que todos tus amigos son tan mediocres como tú? Te diré porqué... -Inhaló hondo, agregando un poco de dramatismo y suspenso a la situación- Nadie, y lo digo enserio, nadie con materia gris suficiente, tendría interés en tener algún tipo de relación contigo más allá de lo sexual. Es una suerte que no te gusten los hombres, porque estoy seguro de que Scorpius te rompería el corazón al darse cuenta de que no eres más que lo evidente.

Los ojos café se cristalizaron levemente. Albus no recordaba la última vez que lo había visto llorar.

-Una vez que se dé cuenta que no tienes un afecto más que el amistoso en él, se largará. Porque no es el tipo de gente básica que vería algo de provecho en un amistad contigo.

James no dejó la lagrimas correr. Solo se levantó lentamente, sin siquiera arrastrar la silla y se dirigió a la salida.

Se detuvo al tener la mano en el pomo de la puerta.

-¿Sabes cual es tu problema, Albus? -Debía darle crédito por lo firme que sonaba su voz- Intentas con todas tus fuerzas convencerte de que eres mejor que los demás...

Albus abrió la boca para decir algo, pero no se le permitió.

-Pero nunca lo logras.

Se giró. Y en ese momento, fue como tener a Harry Potter frente a él.

-Por eso detestas a Scorpius. Porque es lo que tú no. Porque no necesita ser una basura para ser mucho más listo que tú. Tampoco necesita hacer sentir a nadie inferior para sentirse bien consigo mismo.

-Que argumento más sólido y bien redactado -Aplaudió de manera sarcástica- Una gramática excepcional. Felicidades, Doctor Freud.

-Te frustras cada vez que lo ves. Porque tiene amigos y gente que lo quiere. Y es una buena persona y...

-Ahora dímelo sin llorar -Fingió un bostezo.

-Y por eso a papá le agrada más que tú.

Se dio la vuelta y se largó.

Albus fue consiente de que lo que sea que había estado colgando de un hilo por el último año entre James y él, ahora yacía roto. Sintió algo que luchaba por volverse un retorcijón en su estómago, pero con la misma que inició, se fue.

Dejándolo tan vacío como antes.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Where stories live. Discover now