Supernova

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  Encendieron las luces y los ojos de Albus confirmaron lo que ya suponía.

Brie, a su lado, miraba la escena de abajo con la mirada desorbitada, sin poder creérselo, pero también con una profunda irritación.

-¿Quién demonios llamó a la policía?.

-Es mi papá... -Aunque en ese momento le doliera admitirlo.

-¡¿Qué?!.

  Brie se giró hacia él, supuso que intentaba matarlo con el poder de su mente por la expresión de su cara.

Su atención se desvió a la puerta detrás de ellos, que, para su horror, dejó salir a su querido enemigo, compañero ¿Besamigo?, bueno, no estaba seguro de lo que era.

-¡¿Qué?! -Gritó aún más fuerte la pelinegra.

  Scorpius se acercó a ellos, ignorando con maestría a su mejor amiga, quien parecía que la cabeza le estallaría en cualquier momento.

-Pero-pero-pero... Pero tú y él... ¡Tú y él!.

-¿Qué está ocurriendo? -Scorpius fingió no hacerle caso a los gritos histéricos a su lado.

-Mi papá está aquí.

  Scorpius abrió los ojos como platos, barrió el piso de abajo hasta ubicarlo a la distancia.

-Mierda.

Era una linda forma de decirlo, sí.

  Bajaron las escaleras lentamente, igual a los condenados que caminaban a la guillotina. Retrasando lo más posible lo inevitable.

  La gente no interfirió en el camino, pues se les notaba desesperados por huir de ese lugar lo más pronto posible. No los culpaba, si no fuera su padre, también estaría corriendo para evitar un posible arresto.

Más temprano que tarde, llegaron al frente de Harry. Lily y James ya estaban allí, la pelirroja no dejaba de mirar al suelo y tenía el maquillaje corrido con expresión abatida. Por otro lado, James se tambaleaba sobre sus pies y no paraba de reír.

  Cuando estuvo lo suficientemente cerca fue capaz de oír lo que Harry decía.

-No puedo creer esto de ustedes. Les di mi confianza y la traicionaron, estoy tan decepcionado.

  Su padre se detuvo un momento al fijarse en ellos. Los examinó de arriba a bajo, pareciendo no encontrar nada a simple vista, no al menos hasta que el olor que desprendía la ropa de Albus llegó a sus afinadas fosas nasales.

-¡¿Estabas fumando marihuana?!.

Ni siquiera contó con la oportunidad de decirle que había sido hachís, pues la siguiente vez que a alguno de los cuatro se les permitió volver hablar, ya estaban subidos a la parte trasera de la camioneta de Harry.

El señor Malfoy iba en el asiento de adelante. Los miró con lastima a los tres hasta que llegó el turno de su hijo, a quien solo le dijo siete palabras que pronosticaban la pronta defunción del rubio menor.

-Tú y yo hablaremos en la casa.

-Sí, Señor.

  Scorpius no discutió ni hizo ninguno de sus comentarios habituales. El ambiente en el auto era denso e incómodo.

  James ya no reía, ahora miraba a través de la ventana, perdido en sus pensamientos.

Lily tenía un mechón de cabello en su boca, lo mordía, un pequeño vestigio del mal hábito que alguna vez tubo. Miraba su celular cada cinco segundo, Albus se preguntó si esperaba un mensaje, algo como "Oye, resulta que a todos los miembros de la fiesta se los tragó un agujero negro, así que nadie hablara de tu humillación pública el lunes" Nah, sonaba demasiado bueno.

  No pasó mucho cuando Scorpius y su padre se bajaron. Se despidió con una sacudida de mano y apretó la mano de James. Este le sonrió. Ah, pero cuando lo hacía llorar no pensaba en sonreírle ¿Verdad?. Patético.

  El señor Malfoy dejó un beso en la mejilla de su padre y les dió unas buenas noches demasiado formales.

Una vez en el camino de vuelta a casa, alguien por fin se atrevió a romper el asfixiante silencio. Predeciblemente, fue James.

-Papá, sabemos que estás molesto -Dijo, aún tropezando un poco con sus palabras por los efectos sobrantes del alcohol.

-¿Pero?.

-No, pues nada... Solo para que sepas que sabemos.

-La inteligencia te persigue pero tú corres más rápido ¿No, James? -Su hermano lo mató mil veces con sus ojos, lo que le hizo recordar que todavía no estaban bien.

-Albus -Le siseó Harry, fue lo suficientemente amenzante para que no intentara aportar más a la decadente conversación.

La llegada a casa no resultó mucho mejor. Harry casi nunca se enojaba con ellos, al menos no tan severamente como en ese instante, Albus estaba seguro de que sus hermanos estaban tan perdidos como él con respecto al rumbo a seguir.

Apenas cruzaron el umbral de la puerta Harry se apoyó en esta con los brazos cruzados.

-Espero que reflexionen sobre lo qué pasó esta noche. Lo peligroso e irresponsable que es que se permitieran a ustedes mismos perder el control de la forma en que lo hicieron -Reprendió mirando a sus hermanos. Estrujó sus ojos por debajo de las gafas redondas- Váyanse a dormir. Es domingo en la madrigera y no seré yo quien le diga a su abuela que sus nietos faltaron por tener resaca.

Ambos chicos se apresuraron a subir a sus habitaciones tan rapido como sus inestables pies se los permitían. Albus no se movió, sabiendo de antemano que si Harry no se había dirigido a él en todo el regaño anterior, se debía a que algo peor se avecinaba.

-¿Marihuana Albus? ¿De verdad? -Y ahora sí que Harry se veía molesto, y peor aún, frustrado. A nadie le gustaba un Harry Potter frustrado- ¿Qué estabas pensando? ¿Esto será algo tuyo ahora? ¿Una nueva vocación en tu fase de rebelde sin causa?.

-Papá...

-¿Qué se supone que hago? ¿Te busco ayuda? ¿Un psicólogo? ¿Grupo de apoyo? ¿Una jodida clínica de rehabilitación?.

-¡Papá!.

-¡¿Qué?! ¡Dime que es lo que quieres Albus! ¡Dime que hago! ¡Te lo suplico, dime cómo ayudarte porque en serio no comprendo nada!.

Albus sintió por segunda vez esa noche el molesto pinchazo en su cabeza. Era vagamente consciente de su papá teniendo una crisis nerviosa frente a él.

-¿Te estás volviendo un drogadicto, Albus? ¿Al?.

-Piensa lo que quieras.

Se largó, encerrándose en su habitación con un fuerte portazo. Necesitaba dormir.

Descansar, sí, eso era lo mejor para quitarse todas esas malas sensaciones de encima. Joder.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Where stories live. Discover now