Papá, papá, papá

927 128 45
                                    

Cruzó el umbral de su departamento e inmediatamente su padre lo siguió, cerrando suavemente tras él.

Scorpius rodeó las cajas esparcidas por todas partes, al parecer, por fin su padre se estaba tomando el tiempo de desempacar.

-¿No trabajaste hoy? -Deslizó la mano por el sofá recién liberado del plástico.

-No. Quería terminar con esto. Ya es hora de que dejemos de vivir como refugiados.

-Lastima, me gustaba el "Estilo despreocupado" que conseguíamos con las cajas y el papel de burbujas.

Su padre lo observó por algunos segundos que para él fueron horas, antes de tomar el toro por los cuernos, como siempre.

-¿Tendré que amenazarte con eliminar tu fideicomiso para que me cuentes lo que ocurrió? -Draco tomó asiento y cruzó una pierna sobre la otra elegantemente.

-Es este chico...

-¿El que a estado molestándote en la escuela?.

-Sí...

-Esto definitivamente tiene que parar, hablaré con el director, los padres de ese engendro tendrán que dar la cara...

-No, no, no, no hagas una tormenta de esto...

-¿Que no haga una tormenta de esto? -No alzó la voz, más no fue necesario para dejar en claro que dudaba de su cordura- ¿Has visto tu cara? Puede que no seas un santo digno de devoción, hijo...

-¡Oye!.

-Pero este chico se ha encaprichado contigo desde que llegaste. No tienes problemas con nadie, salvo él, que insiste en molestarte sin parar. Ahora si llegó muy lejos. Si piensas que solo dejare que te use como saco de boxeo a voluntad, entonces el golpe te afectó más de lo que piensas.

Y ese era Draco Malfoy en todo su esplendor. A Scorpius le maravillaba y aterraba a partes iguales.

-No es necesario hablar con el director -Sostuvo las manos de su padre entre las suyas y suspiró- Te digo que puedo encargarme de esto solo... Tienes que dejar que pelee mis propias batallas, papá.

Scorpius ya había perdido la cuenta de cuántas veces habían tenido la conversación de "Dame espacio, por favor", sin embargo, Draco fue la clase de papá que cubrió completamente el piso de gomaespuma cuando él estaba aprendiendo a caminar, le era muy difícil acostumbrarse a no solucionar su vida.

-Bien -Aceptó a regañadientes- Aún así quiero una promesa tuya.

Draco acomodó un mechón de cabello de su hijo detrás de su oreja, levantándose para mirarlo desde arriba.

-Lo que sea -Prometió solemnemente.

-No quiero volver a verte si quiera con un rasguño ¿Entendido?.

-Sí, señor.

  Lo rodeó en un abrazo suelto, Scorp afianzó más el agarre aferrándose a su camisa de seda. Luego de un rato se separaron, aunque el menor no se dejó engañar, su padre seguiría  con el asunto presente hasta obtener un poco de satisfactoria justicia.

-Tendré que dejar la decoración para otro momento -Draco echó una mirada en dirección a la cocina- La paliza que te dieron me dio hambre, irónico ¿No?.

-¡Hey! Ambos nos golpeamos bastante, aquí no ganó nadie -Reclamó con indignación.

-Claro, díselo a tu cara -Rió nerviosamente, un vago intento de ocultar su preocupación, Scorpius lo agradeció.

  Rodando los ojos y dejando el tema por la paz, levantó una caja en la que aparentemente habían guardado sus utensilios de cocina (Que consistían básicamente en una sartén, una olla y un juego de cuchillos caros) 

  Su padre y él acostumbraban comer fuera, o en su defecto, pedir servicio a domicilio. En su última casa casi ni entraban a la cocina, y en la anterior a esa pues... Larga historia.

-Podríamos cocinar algo... -Draco lo miró como si le hubiera salido otra cabeza y esta cargara un sombrero ridículo.

-Creo que aún queda algo de lo que Harry trajo la última vez que vino a cenar... -Ofreció y chasqueó la lengua.

-¿Comeremos sobras de hace tres días? ¿Eso al menos es saludable?.

-¿Prefieres arriesgarte con algo que podría estar medio crudo o medio quemado? Eso sin contar qué podríamos quemar el departamento.

-Sobras serán.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora