Extra 1: Dos pasos al frente

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-Bueno, Albus, te deseo la mejor de las suertes en Cambridge -Neville tenía esa sonrisa de orgullo en su rostro a la que Albus, en contra de su voluntad, se había acostumbrado en los últimos meses. El hombre estrechó su mano y tras de unos segundos de duda, lo atrajo a su cuerpo en un abrazo apretado.

  Albus suspiró, intentando no pensar en que quizás esa sería la última vez que estuviera en el despacho de Neville en la vieja Hogwarts.

-No dudes en llamarme si necesitas hablar.

-No lo haré -Lo meditó por un momento y añadió- Gracias, Nev, por todo.

  Neville palmeó su hombro amistosamente, y le entregó el informe que declaraba por finalizadas las sesiones de terapia semanales que habían mantenido por el último año y medio.

  Albus salió del instituto con una sonrisa que, si bien aún no era muy común en él, se dejaba ver cada vez con más frecuencia.

  Había sido su último día de terapia y su penúltimo día de clases. Al día siguiente iría a recoger lo que quedaba en su casillero de sus pertenencias y luego, el viernes, tendría su graduación.

  Se sacó el celular del bolsillo delantero de su pantalón, deseoso de mandar una foto de su informe psiquiátrico a su novio. Seguro Scorpius lo imprimiría y pegaría en alguna parte, como se esperaría de un insufrible cursi como él.

  No demoró en darse cuenta de lo poco digno que era solo enviarle una foto, así que decidió ir a enseñárselo en persona.

  Un taxi y veinte minutos después, estaba bajándose frente al gran edificio en el que vivían los Malfoy.

  El portero le dio un saludo de reconocimiento antes de dejarlo pasar y Albus ralentizó el paso para bromear con él.

-Hey, Patrick -Lo saludó con buen humor- ¿Está en casa el señor?

-Lastimosamente, para usted, ambos están en casa -Recalcó Patrick, antes de reírse por el suspiro trite de Albus.

-Bueno, ya que -Albus fingió decepción mientras se despedía y seguía su camino al elevador.

  En lo que llegaba, respondió la invitación de su madre para ir a cenar esa noche en la madriguera, y seleccionó una de las tres opciones de traje que su padre le había enviado junto a la pregunta "¿Cuál de estos me haría ver mejor que Draco en la graduación?"

  Seleccionó la opción que, según su criterio impecable, le favorecería mejor y la envió conjunto a un sticker burlón.

  Y como si hubiera sido conjurado por el diablo, el elevador llegó y casi lo hizo chocar de frente con el mismísimo Draco Malfoy.

-Perdone, Señor Malfoy.

-Mire por donde va, Señor Potter -A pesar de la nota bromista en su voz, fue inevitable para Albus notar el rictus de preocupación en su entrecejo

-¿Aún nada?

  Draco suspiró y se revolvió el cabello con melancolía y frustración.

-Nada. Estoy empezando a preocuparme yo también. Para cuando fue mi graduación del instituto, ya mi padre había presumido mi carta de aceptación en cuatro fiestas diferentes.

-¿Sería tan malo si no lo aceptan?

-No para mí, pero... -Y Albus supo exactamente a donde iba el hilo de pensamientos de Draco- Scorpius... Sabes que no se lo tomará ni remotamente bien.

-¿No puede llamar a uno de sus contactos o algo así? No sé, quizás... Pagarle una nueva biblioteca a la universidad o llenarle los bolsillos al decano...

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Where stories live. Discover now