Capitulo 6

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Rafaella.

Estoy sentada en mi laptop terminando un informe que debe estar listo para mañana, llevo horas haciéndolo, es el esquema que seguirá la siguiente arma que saquemos.

No he podido dormir pensando en el pelinegro que estuvo ayer en mi casa.

Me jode que haya tenido la valentía de acercarse.

Desde que tengo uso de razón a existido una enemistad muy grande entre su familia y la mía, nos han declarado la guerra abiertamente. Sus abuelos son enemigos del mío y sus padres de mis padres, supongo que los hijos también nos odian por ser quienes somos, pero no conocía a su ultimo hijo, el nieto favorito.

Máximo Kuznetsov. El rey de la mafia Rusa.

Nos odiamos a muerte.

Nunca ha tenido Italia en sus manos y lo desea más que a nada, pero eso es solo mío. Por mi lado quiero tener Rusia para venderles armas y no puedo tenerlo porque él no me deja.

Al parecer lo quiere todo para él.

Después de un rato siento que se abren las puertas del ascensor. Giro mi cabeza buscando al individuo que está entrando a mi casa de manera directa.

-Debes tocar la puerta.-le digo a Fabrizio cuando lo veo.

-No soy un invitado.

-Claro que si.-se acerca a mí.-Y los invitados entran por la puerta.-chillo mirándolo.

-Tengo la clave del pent-house, no necesito tocar la puerta.-besa mi frente-¿Cómo estas, Raff?-pregunta.

Ruedo los ojos.

-Estoy bien, tengo un informe que terminar.-me mira con lastima.-No me mires así, ya estoy por terminarlo.-me sonríe.

-Eso me parece perfecto porque vengo a invitarte a tomar un café.-lo miro con ilusión, el siempre viene a mi rescate, papá lo aprecia mucho, por eso es uno de sus amigos de confianza.

-¿No me puedo negar cierto?-le pregunto.

-Si te niegas lo aceptare.-siento la decepción en su voz.

-No te enojes, a ti nunca te fallo.-le digo dirigiéndome a mi recamara a cambiarme, estoy con un chándal y no puedo salir así.

Hace mucho tiempo, me sentía atraída por él, tiene 28 años y es un hombre muy atractivo. Pero nunca ha mostrado indicios de querer algo más conmigo. Sin embargo, cuando estoy cerca de él mi mundo se paraliza.

Me coloco un short de tiro alto color negro, una camiseta blanca que meto por dentro del short y unos tacones Saint Laurent negros, también agrego accesorios y regreso a la sala, donde él se me quema mirando encantado mientras camino.

Siempre he sabido que tengo un cuerpo llamativo y estilizado. Mis hombros son delgados, tengo pechos voluptuosos, cintura delgada, caderas anchas y un culo perfecto del cual estoy orgullosa.

-Nos vamos.-le digo acercándome a apagar mi computadora.

Asiente mientras camina detrás de mí, coloca su mano en mi cintura para que pueda entrar al ascensor.

Llegamos a la parte de abajo y tiene un Mercedes G55 esperándonos en la puerta del edificio. Cuando estamos dentro del auto vuelve a hablar.

-¿Cómo te ha ido en el trabajo?-pregunta curioso por obtener más información de la que le brindo.

-Nada fuera de lo común.-respondo con simpleza.

-¿Nuevas armas?-me interroga.

-Sí y un nuevo hotel en España.

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