Capítulo 26

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Máximo.

Esta última semana ha sido una completa mierda.

No he sabido nada de la Riccardi. No me ha llamado, ni yo lo he hecho.

Es como si la tierra se la hubiese tragado.

Pero esa pequeña jamás podrá escapar de mí. Es mia desde el momento que puse mis ojos sobre ella.

Ahora estoy en la clínica familiar junto con mi abuelo que está sentado a mi derecha. Nos separan dos sillas.

Nos dijeron que salgamos un momento mientras le ponen unos medicamentos a mi abuela. Después de eso él puede ingresar.

Yo suelo quedarme esperando fuera.

La enfermedad de la abuela fue un golpe duro para la familia, pero sobre todo para mi abuelo, padre y para mí.

Pero jamás nos hemos mostrado débiles ante ella.

Es una mujer de carácter fuerte. Por lo que no acepta que te acojones con nada.

Siempre que le toca venir a su tratamiento trato de estar presente, a ella le gusta eso, ya que me mira a través del vidrio. Mostrándome una sonrisa a pesar de estar sufriendo.

Tiene al mejor staff de médicos a su merced.

Soy médico pero no soy especialista en oncología. Aun así he leído y aprendido muchas cosas sobre la enfermedad.

Incluso me metí a la medicina natural. Buscando opciones para sobrellevar la difícil etapa que está viviendo mi abuela.

Creemos que puede vencer el cáncer, pero nos acojona que algo pueda salir mal.

Que las quimioterapias no sirvan.

Después de horas por fin puede volver a su casa. La dejo en ella y salgo directo a mi club, subiendo al box que es solo para el dueño.

Ordeno que me traigan 10 botellas de Jack Daniel's y tomo asiento. Listo para embriagarme.

Quiero dejar de pensar un momento.

Quiero perderme.

Quiero olvidar.

Mañana volveré a Rusia. Solo me voy unos días a terminar con algo.

Soy el Rey de la mafia desde que tengo 19 años y todos siempre me muestran respeto y lealtad. Nadie intenta pasar sobre mí y vive para contarlo.

Resulta que mate a mi fabricador de armas, un pendejo, pero me falta aniquilar a la familia.

Yo no dejo cabos sueltos. Soy un maldito que mata a sangre fría.

...

He llegado a Rusia hace una hora y entro a mi casa buscando a mi león que viene corriendo a mi encuentro.

Salta sobre mi cuerpo listo para que lo abrace. 

A Erebo me lo regalo mi abuelo hace 4 años, fue mi regalo de cumpleaños.

Es mi fiel compañero.

Vive aquí en Rusia porque Roma es una mierda para él.

Sus patas son gordas. Su pelaje es liso.

Me muestras sus colmillos cuando suelta un rugido.

Lo escondo en mi cuello y empiezo a sobar su pelaje.

-¿Cómo estas cachorro?-le hablo mientas retrocedo con él para sentarme sobre el césped. Paso mis manos por su lomo, acariciándolo.

En los siguientes días organizo el plan tomando en cuenta cada detalle. Mi mente es muy meticulosa con aspecto.

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