Capítulo 44

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Rafaella.

Me despierto recostada en el pecho del pelinegro, su corazón late lentamente y su respiración es un compás de tranquilidad.

Traigo las palabras de su abuela a mi cabeza: "Gracias por querer a mi nieto" "Nunca dejes solo a mi niño, le ha costado mucho ser feliz y al fin lo ha conseguido" "Si algún día morimos, nos iremos tranquilos porque sabremos que encontró a alguien que daría su vida por él"

Me conmovió que lo amaran tanto y que su mayor preocupación a su edad sea que su nieto sea feliz.

No fue necesario prometerles que así será porque percibieron el amor que siento por él porque creo que se nota a kilómetros.

Levanto mi rostro para contemplarlo dormir, su cabello negro cae sobre su frente y su rostro esta relajado, parece un ángel, pero su belleza te puede engañar porque cuando abre los ojos es un demonio.

Me alegra saber que lo hago feliz.

No sé qué haría si no lo hubiese encontrado, por ende no lo dejare morir nunca, primero me muero yo antes de perderlo para siempre porque anhelo vivir toda la eternidad a su lado.

Espero a que se despierte pero no lo hace, así que vuelvo a dormirme.

Mi teléfono empieza a sonar haciéndome rodar hacia el otro lado pero unos brazos fuertes no me dejan ir.

Esconde su rostro en mi cabello.

-Amor, me están llamando.-trato de ir por el teléfono otra vez pero deja de sonar.

-Dame amor.-me pide con voz ronca de recién levantado y sonrió por lo infantil que es.

El teléfono vuelve a sonar y esta vez sí voy por él moviéndome ágilmente.

Me lo arrebata de las manos.

-¡Máximo!-lo reprendo.-Debe ser importante.

-Nada es más importante que yo.

-Ególatra de mierda.

Desliza sobre la pantalla contestando.

-¿Qué quieres?-es un estúpido este hombre.- ¿Para qué llamas a mi mujer?-lo miro mal.

No sé qué le responden.

-Pues dile que se largue.-le dice al hombre con el que habla.-Estamos durmiendo.

Le arrebato el celular poniendo distancia con mi mano.

Miro quien llama.

-Gregori.-hablo antes que corte.- ¿Qué paso?

El pelinegro rueda los ojos.

-Señorita Rafaella, su padre está aquí.-escruto con la mirada al imbécil que esta sobre la cama con una sonrisa en los labios.-Dile que suba.-le ordeno.

Termino con la llamada.

-Te voy a matar.-lo amenazo.

-No podrías vivir sin mí.-me voy a buscar un short y un polo porque ya estoy acalorada, pero de la rabia.

Bajo las escaleras con Máximo siguiéndome detrás y cuando estamos por la mitad el ascensor se abre mostrándome al hombre alto que viene vestido de traje negro.

Mi pecho se acelera y hecho a correr escalera abajo.

-Princesa...-susurra cuando me ve.

Me le lanzo encima prendiéndome de su cuello y rodeándolo con mis piernas.

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