EXTRA: Besar a un príncipe

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Extra: Besar a un príncipe

Máximo.

Hace 19 años.

Estoy sentado en el jardín de la gran casa a la que papá nos trajo a todos porque dijo que era una reunión muy importante para él.

No me gusta ver a tantos niños por eso vine a aquí.

-Me caí.-escucho que hablan y me volteo para ver quién es.

Veo a una niña pequeña que se acerca a mí, habla con voz baja y se limpia las lágrimas que corren por su mejilla con el dorso de su mano, después de eso levanta su vestido y me muestra sus rodillas.

Están raspadas y tienen sangre.

-¿Cómo te hiciste eso?-le pregunto.

-Estaba corriendo y tropecé.-hace un puchero con sus labios y tira su cabello negro detrás de sus hombros.

-¿Puedes curarme?-me pregunta con tristeza.

-Si puedo curarte.-le digo mientras ella se acerca mirándome con sorpresa en su cara.

-¿Eres doctor?-es muy curiosa y su rostro refleja todo lo que piensa.

-Cuando sea grande lo seré.-saco un pañuelo que tengo en el bolsillo de mi traje y trato de limpiar la sangre con cuidado como lo hacen las mujeres que curan mis heridas.- ¿Te duele?-le pregunto.

-Un poco.-miente porque a los niños nos duelen estas heridas y más a ella que es llorona.

-Hare algo que hace mi abuela para que se te quite el dolor.-ella asiente moviendo su cabeza de arriba abajo y yo deposito un beso en cada una de sus rodillas.- ¿Funciono?-espero su respuesta con mucho miedo de que me diga que no.

Mi abuela besa mis heridas después de que las enfermeras que están en casa me curan y si funciona.

-¡Siiiiiii! Ya dejo de doler.-habla fuerte y claro.

-No seas tan tonta y no corras para que ya no te caigas.-la reprendo mientras ella frunce el ceño y bufa inflando sus cachetes.

-¡No soy tonta! Tengo 4.-empuja mi frente hacia atrás con su dedo.- ¡Y soy una princesa!-me grita mientras levanta su mentón y me saca la lengua.- ¿Acaso no vez mi corona?-señala su cabeza.

Soy 3 años más grande que ella.

-Yo soy un príncipe.-le digo cuando veo la pequeña corona que tiene sobre su cabello.

-¡¿De verdad?!-grita eufórica.-Quiero un príncipe.-aplaude.- ¿Puedes ser mi príncipe?-me mira con emoción y yo muevo mi cabeza indicándole que si.- Las princesas besan a sus príncipes ¿Te puedo dar un beso?-sus ojos brillan por la emoción.

-Si.-acepto para seguirle la corriente.

-Pero tienes que cerrar los ojos.-me dice y obedezco cerrando los ojos.

Siento sus labios chocar con los míos. Abro los ojos asombrado por lo que ha hecho y veo que ella está sonriendo.

-¿Seré tu princesa para siempre?-me pregunta y su sonrisa tiembla cerrando sus labios en una línea.

-Si.-respondo queriendo que vuelva a sonreír.

-¿Y tendremos un castillo?-habla hasta por los codos, yo asiento otra vez.-Prométemelo.-me muestra su dedo meñique pero no entiendo lo que quiere hacer.-Tienes que juntar tu dedito con el mío y tienen que abrazarse.-me rio por lo que dice pero lo hago.

-¿Nuestra promesa esta sellada ahora?-le pregunto para molestarla pero no capta eso.

-Siii. Para siempreeee.-cada que habla alarga las palabras.

-Tú, promete no olvidarte de mí.-le pido y esta vez yo levanto el dedo para que ella lo junte con el mío.

-¡Lo prometo!-grita poniéndose recta como si con eso demostrara más seguridad en lo que dice.-Para la próxima traeré una corona para ti y yo te la pondré.-toca mi cabello.

Parece que no es una niña normal.

-¡Rafaella!-grita un hombre alto que se acerca a nosotros, ella saca la cabeza hacia delante buscándolo y corre hacia el extendiéndole los brazos para que la levante.

-¡Papá!-grita.-Me caí.-le dice tocándose las rodillas cuando ya la tiene cargada.-Él me salvo.-me señala con una sonrisa y sus cachetes muy rojos.

-¿Y?-el hombre grande no le hace caso a lo que dice.

-¡Papá!-lo reprende.-Es un príncipe.-me señala y su padre rueda los ojos harto pero se detiene cuando ella hace un gesto de tirarse a llorar muy pronto.

-¿Quién es el príncipe que ha salvado a mi princesa?-me pregunta el señor alto para evitar que su hija llore.

Ya sé porque cree que es una princesa.

-Máximo...Máximo Kuznetsov.-arruga el ceño cuando termino de decir mi nombre.

-¡Bájame!-se mueve en sus brazos cuando él no quiere soltarla.-Quiero despedirme.-su padre duda pero la deja en el piso y ella corre a dejar un beso en mi mejilla y vuelve hacia su padre que la toma de la mano empezando a caminar hacia la salida.

Se voltea a mirarme por última vez y levanta su mano despidiéndose con emoción.

Me quedo mirando cómo se va la niña de ojos bonitos color acero.

Se llama Rafaella y cree que es una princesa, pero yo de verdad soy un príncipe.

Un príncipe al que los niños le temen, pero ella no.

Ella no me teme.











Hola, Tormentas! Espero les guste el cap.

Muero de amor...Ya conocieron el trasfondo de esto, ellos ya se conocían y vivían para encontrarse.

Besos🖤

-Elyn.

-Elyn

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