Capítulo 32

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Rafaella.

Tengo tantas cosas en la cabeza, me invaden tantos momentos y recuerdos llenos de felicidad y algunos de tristeza.

La calma que me transmite mi madre con sus palabras bonitas y sus gestos amables llenos de amor no están.

Parezco un animal a la deriva, perdido.

Siempre me he sentido protegida por mi familia, cuando estamos bien, todos estamos bien; pero cuando las cosas van mal, todo se pone mal, todo se derrumba.

El apoyo más grande para mi familia se encuentra en una camilla conectada a un montón de máquinas.

Esta inducida en coma por eso no puede levantarse. El doctor dijo que posiblemente nos pueda escuchas, así que cada que podemos entramos a conversar con ella.

Le di alguno de esos detalles a los periodistas en la entrevista que di fuera de la clínica y les pedí amablemente que dejen la presión que tenían sobre mi familia, ya que estábamos atravesando un momento muy duro.

-Tienes que comer algo.-Máximo no ha dejado de insistir en que debo alimentarme, pero no tengo apetito, no deseo ingerir ningún alimento.

-Llévate la comida.-me dirijo a la mujer que ha entrado a la habitación con un carrito que contiene mucha comida, ella tiene la intención de retirarse pero el pelinegro vuelve a hablar.

-Deja la comida aquí.-la señala para que no se le acurra salir por la puerta.-Puedes irte pero la comida no sale de aquí.

La mujer deja todos los platos sobre una mesa movible y se retira.

Él se acerca a observar cada uno de las comidas y viene hacia a mí con un plato en la mano y una cuchara.

-No quiero, Máximo.

Llena la cuchara con sopa y juega al avioncito. Aun así no abro la boca.

-¿Me dejaras con la mano extendida?-me mira con pena.

-Solo porque eres tu.-digo rodando los ojos.

-No hay nadie como yo.-suelta con soberbia.

Puedo ver una sonrisa tirar de la comisura de sus preciosos labios gruesos.

Como todo lo que me da y me aprovecho de su bondad.

-Me ha provocado torta.-le digo mientras deja el plato vacío sobre un lugar plano.-¿Puedes conseguirme una porción de torta de chocolate?-me mira sin poder creerlo y yo solo me encojo de hombros.-Con mucho chocolate.

-Con mucho chocolate entonces...

-Si.-le muestro una sonrisa de agradecimiento.

Sale de la habitación que me han designado en la clínica.

Me siento sola cuando se marcha, me gusta su compañía, quiero que se quede a mi lado.

Después de un rato vuelve a entrar con un descartable de cartón, me siento sobre la camilla casi de inmediato.

Con mis manos aplaudo de la emoción y él suelta una carcajada ronca.

-Es en serio, preciosa ¿Te emocionas más por una torta que por mi presencia?

-Es por los dos, cariño.-con mis manos hago un gesto para que se acerque.

-No te creo.-se hace el ofendido.

-Vamos, cariño. Soy muy sincera.-dejo un beso corto sobre sus labios y me enfoco en el delicioso postre que veo ante mis ojos cuando abro el descartable.

Con una cuchara pequeña pruebo el primer bocado.

Hago un ruidito de placer al sentir la explosión de sabores en mi paladar.

-Te voy a follar si sigues haciendo eso.-abro los ojos de la impresión.

-Aquí no.-vuelvo a llevarme otra opción a mi boca.

-Podría hacerlo justo sobre esta camilla.-se acerca por el otro lado y deposita un beso en mi cabeza.-Luego lo hare, pero en casa.-asiento mostrándole mi aprobación a su idea.

La puerta se abre un poco y alguien habla desde fuera.

-Carolina, despertó.-me pongo de pie casi corriendo cuando escucho a Thiago.

Camino apresuradamente para llegar a la habitación de mi mamá.

Mi padre le está hablando mientras ella trata de controlar su respiración, se desespera en el proceso e intenta quitarse la vía que tiene en la mano.

-Todo está bien, amor.-mi padre la sujeta contra su cuerpo.

Ella no se mueve, no hace ningún gesto, es como si aún siguiese dormida.

-¿Qué me paso?-su voz en muy baja, sin fuerzas.

El doctor se acerca a informarle que la revisaran y nos dicen que tenemos que salir de la habitación por un momento.

Miramos todo lo que realiza el doctor desde fuera del vidrio.

Con una luz revisa sus ojos y la hace seguir la luz en las dirección donde el indica, también le muestra los dedos y ella le va respondiendo la cantidad de dedos que le muestra, después hablan entre ellos.

Después de un rato nos comunica que se encuentra bien, la unida dificultad es que no recuerda lo que ha pasado hace unos días.

Recuerda hasta cuando cenaron con mi abuelo en casa luego de que difundieran el video de mi secuestro y yo decidiese irme a mi casa.

Al parecer no es nada grave y posiblemente con el periodo de los días los recuerdos regresen.

Vuelvo a entrar y me acerco cuidadosamente a abrazarla.

Mis lágrimas empiezan a caer.

-Mamá.-se me cierra la garganta.-Pensé que te íbamos a perder.

-Ni en tus peores pesadillas, principessa.

Suelto una risa mesclada con lágrimas, pero con un alivio tremendo sobre mí ser. Luego salgo para que el siguiente entre y mi abuelo hace pasar a Franco.

Estará 24 horas en observación y luego de eso ya nos podremos ir a casa.














Tormentas! La señora Riccardi abrió los ojos y nos dimos cuenta que aquí el pastel de chocolate tiene poder🤣

Espero les guste el cap.

Besos🖤

-Elyn.

-Elyn

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