Capítulo 12

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Rafaella.

Después de una semana las cosas están más tranquila.

Subo las escaleras para llegar a mi destino, tengo una reunión con un posible socio.

La puerta está abierta entro al lugar donde se supone que nos encontraremos. Es en un departamento bastante bonito.

-Hola...-exclamo cuando no veo a nadie.

-Es un placer verte nuevamente Rafaella.-giro buscando a la persona que ha hablado.

-Nicola.-me tenso en mi lugar y aparecen en mi campo de visión tres hombres más.

-Parece que hoy no es tu día de suerte.

-Tengo días malos. Ver tu cara significa uno de ellos.-me preparo para lo que se viene.

Uno de sus hombres se me viene encima y le disparo entre ceja y ceja. El segundo me arrebata el arma e intenta golpearme.

-¡Quieres morir!-le grito al Di Campo.

-Hoy morirás tú.-me habla desde lejos mientras su hombre me sigue atacando.

Me toma por los pies haciéndome caer cuando intento correr.

Justo por esto papá dice que no debo caminar sola.

El hombre se me sube a horcadas sobre mí y empieza a golpear mi rostro.

Con mi mano busco la navaja bajo mi vestido y cuando empieza a horacarme le contra la garganta. Su sangre cae sobre mí. Lo empujo para liberarme de él poniéndome de pie.

-Cobarde, ven por mí.-incito a pelear a su líder.

Corro yéndomele encima, lo golpeo con fuerza con mi pierna y por el impacto cae al piso de espaldas. Su hombre se me lanza y empieza a golpearme. Me corta el brazo.

Suelto un quejido por el otro corte que me hace en la pierna.

Agarro el mango de mi navaja, contraatacando.

-¡No podrás conmigo hija de puta!

-Cierra la boca, maldito...

Le apuñalo costado y jalo el puñal hacia su abdomen, haciéndole un corte profundo y largo.

Baja la cabeza mirando el desastre que acabo de dejar en su cuerpo.

Intento cortarle el cuello pero no lo consigo porque su puño vuelve a importar en mis varias veces.

Me gira intentado ahorcarme con su brazo y aprovecho para volver a clavar mi puñal en él. No me detengo hasta que me suelta.

Intento tomar aire pero no puedo cuando vuelve a atacar.

Le clavo el puñal en el pecho y lo arrastro hasta su clavícula. Queriendo cortarle en cuello.

Vuelve a cortarme aprovechándose de eso. Me atraviesa el brazo con el puñal.

Me empuja lejos y vuelvo a correr en su dirección pateando su cara en el aire.

Cae al piso con fuerza y cuando intenta levantarse le corto la garganta llevándome su vida entre mis manos.

Busco al hombre que está observando todo lo que provoco.

-Es tu turno.-hago un gesto con mi mano para que se acerque.

Saca una navaja de su traje y viene a por mí.

-¿Sabes usar eso?-levanto una ceja.

-Ruega que no sepa usarlo porque hoy te mueres, perra.-brama rabioso.

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