8- ¿Mija?

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Bryan
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—¡¿Cómo te fue?! —es lo primero que preguntan mis padres al abrir la puerta.

—Pues... mal —entro a la casa y me siento en un sillón, mamá y papá se sientan a mi lado.

—¿Cómo que mal? ¿Qué sucedió? —mamá me pregunta y yo suspiro.

—Un idiota llegó e hizo que todo se fuera a la caca, imaginen, sin querer... Vanessa le rompió el corazón a ese chico y... ¡diablos! Ella no quiso hacerlo y se siente muy mal, está destrozada, odio verla así, ahora se el  porqué de sus miradas tristes, ella no quiere salir con nadie más porque teme volver a hacer lo mismo, además, tiene una madre que no la deja salir, ni cumplir su sueño...

—Oh Dios —mamá aprieta sus labios y papá me mira.

—Hijo, ella necesita amigos, buenos amigos, necesita no estar sola, necesita compañía, lo sé porque ahora mismo ella debe estar en su casa, llorando y... en fin, sabemos lo que sucede cuando alguien se deprime, porque tú pasaste por lo mismo.

—Pero es que... ¡agh! —cruzo mis brazos—. Iré a mi habitación y le enviaré un mensaje.

—Sí, es lo mejor —mis padres asienten y me levanto.

Subo a mi habitación y entro. Me siento en mi cama y comienzo a escribir el mensaje:

Hola Vane, soy Bryan, te preguntarás cómo tengo tú número pero es que, jejeje vi la necesidad de tenerlo, en fin, ¿cómo estás? Si necesitas hablar solo dímelo, siempre estaré aquí para tí, dulces sueños<3

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Vanessa
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Lágrimas, llanto y recuerdos. En mi vida todo es así. Muchas personas pensarán: que idiota, mira como llora por algo que ocurrió hace un año. Pero yo soy así. Desearía ser como otras personas que, aunque le rompan el corazón a alguien, se sienten bien, no lloran, solo continúan con su vida, y eso se les olvida de la noche a la mañana, pero en mi caso no es así, porque ese chico, el chico al que le rompí el corazón me lo recuerda a diario, cada que me mira, cada que estamos en el mismo salón, en mis sueños, que podrían considerarse pesadillas.

Y no soporto estar así, y más si llegas a tu propia casa y no puedes contarselo a tu madre y recibir su apoyo. Cosas de la vida, cuánto diera porque mi madre fuera como otras, que con solo mirar a su hija ya saben lo que tiene. A pero si repruebo un examen ella enseguida se da cuenta, en fin, mi jodida vida es así.

So Good de Halsey hace que llore cada vez más. Mis hombros se sacuden con fuerza y el agua de la ducha, terriblemente helada, cae sobre mí y yo solo cierro mis ojos y pienso en lo que sucede, en todo, en que, podría acabar con eso si me quedo aquí hasta mañana, que podría morir bajo esta ducha y no sufrir más, pero no puedo seguir aquí ya que hay personas que me quieren y no quiero que sufran ellos.

Como puedo trato de levantarme, cojo mi teléfono que está en un lugar seguro donde no puede caerle agua de la ducha y salgo. Llevaba dos horas ahí.

Dejo mi teléfono sobre la cama y voy directo a mi clóset en busca de algunas pijama.

No me jodas vida.

La primera que veo es la que me regaló Mark. Recuerdo que cuando llegué aquí mamá me preguntó que quién me la había regalado y yo le dije que la había comprado con mis ahorros.

Lanzo la pijama al suelo y busco otra. Luego de vestirme me meto debajo de las sábanas, veo que en mi teléfono hay una notificación, lo abro y es un mensaje, no tengo ese número guardado:

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