Esencia✔

24- Atardecer

Vanessa
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—Hola capullito —Henry y yo escuchamos y nos damos la vuelta.

Es el mismo chico que se sentó aquel día en la cafetería junto a mí.

Esto es acoso.

—¿Y tú eres...? —Henry enarca una ceja mirando al chico.

—Soy Víctor, un placer conocerte —el poetizado le da la mano a Henry, éste dudando la acepta.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto al chico y me mira con una sonrisa en los labios.

—Pues vine a verte, la mañana resulta más hermosa si te veo.

—Wow, otro pretendiente —Henry murmura y yo suspiro.

—No es otro pretendiente, ni nada, no sé que quieres, pero puedes irte —le digo a Víctor y él hace una mueca.

—¿Por qué, mi flor de océano? Sólo quiero ser tú amigo.

—Bien, ya tengo suficientes amigos.

—Capullito, no estorbaré —él junta sus manos—. Sólo...

—¡Henry! —Melissa llega de pronto y se lanza a los brazos de mi mejor amigo.

Segundos después llega Bryan todo serio, mirando a Víctor.

¿Celoso?

Parece.

Melissa me abraza a mí y mira al poetizado.

—¿Y él es...?

—Víctor, flor de chocolate —el chico toma la mano de Melissa y la besa, Henry enseguida lo aparta.

—Hey, hey, hey... esta chica ya tiene dueño.

—Wow, ¿soy tuya? —Melissa le pregunta a mi mejor amigo divertida.

—Pues sí, te lo dejé claro hace noches, ¿cierto?

—Sí, muy cierto —Melissa sonríe de lado y veo a Víctor suspirar.

—Me inspiran a escribir un libro.

—¿Escribes? —Henry le pregunta y el poetizado asiente.

—He escrito dos libros y...

Dejo de mirar a los otros chicos y me acerco a Bryan.

—Hola.

—Hola —él saluda en voz baja.

—¿Sucede algo?

—Pues no.

—¿Enserio? —enarco una ceja y él asiente—. ¿Y por qué estás tan... callado?

—Siempre estoy callado.

—No, cuando me vez me preguntas cómo estoy, y hablas algo conmigo, hoy no, llegaste todo serio al ver a Víctor, ¿estás celoso? —sonrío de lado y él se pone totalmente rojo.

—No.

—Tú rubor te delata, Bry.

—¡Agh! Pues si, estoy celoso, ese chico es guapo y...

—No me gusta, Bryan, él se acercó para saludarme y ahora parece que se ha hecho amigo de Henry y Melissa, pero hasta ahí.

—No tienes que darme explicaciones, Vane, tú y yo sólo somos amigos —lo último lo dice en voz baja, yo lo abrazo y lo escucho suspirar.

¿Cómo no tenerle cariño a alguien así?

—¿Cuándo saldremos? —le pregunto y él se encoge de hombros.