51- Libritas de más

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Vanessa
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—¡Despierta capullito! —Víctor sacude mis brazos y pego un salto en el asiento del bus.

Ya hemos llegado a la cuidad. ¡Hemos llegado a nuestra casa!

Me levanto junto a Henry y nos despedimos de Bryan, Melissa y el poetizado para bajar.

Sacamos nuestras maletas del maletero del bus y luego nos giramos hacia nuestras casas.

—Increíble, ¿no? —Henry ríe—. Parece un sueño esto de estar en casa de nuevo, es como irreal.

—Pues sí, es que dos meses sin pisar esta cuidad, sin ver nuestro hogar, diablos, pero volvimos.

—Y ahora veremos a nuestros padres.

—Espero que por la noche vengas —sonrío y me acerco para abrazarlo.

—De eso no dudes, Vane.

—Bueno, chau —le guiño un ojo y cada uno camina hacia su casa.

Al subir al porche dejo la maleta a un lado y froto mis manos en mi sudadera. Estoy nerviosa... ¡Veré a mis padres!

Toco la puerta tres veces y trago saliva.

Escucho voces dentro y segundos después de habre la puerta, apareciendo al otro lado mis padres.

Sin pensarlo me lanzo hacia ellos y los abrazo emocionada, con lágrimas cayendo por mis mejillas.

Sabía que lloraría porque soy alguien muy sentimental, y pasarse dos meses sin ver a tus padres es de lo peor.

—¡Dios mío! ¡Que cambiada estás! —mamá murmura abrazándome con ternura.

—Si está más gorda, ella que no engordaba mírala, tiene unas libritas de más —papá ríe y yo suelto una carcajada.

—Yo también los extrañé.

—¿Y cómo la pasaste? —mamá se separa y toma mis manos, un suspiro sale de mis labios.

—De lo mejor, la pasé súper bien.

—Que bueno saberlo, por fin te despegas de la casa y vas sola, o bueno, acompañada pero sin nosotros a un lugar completamente desconocido.

—Igual tú no me dejabas —toco su nariz.

—Esa Victoria quedó en el olvido —hace una pose dramática y papá niega divertido.

—Tengo ganas de ver a Henry y decirle, ¿y el gimnasio qué, te olvidaste de él?

—Pues él hacía ejercicios junto a Bryan y Víctor pero no todos los días, pero está igual, sólo con unas libritas —sonrío.

—Bryan... Tengo ganas de ver a ese muchacho —papá me dice y yo muerdo mi labio inferior.

—¿Para qué?

—Para hablar con él, una charla de hombre a hombre.

—¿Volvieron a ser amigos? —mamá me pregunta y niego con mi cabeza.

—Amigos no.

—¿No se hablan? —papá frunce el ceño.

—¡Sí, claro! Lo que ahora somos, de nuevo... Él es mi novio.

—¡Bendecidos sea el señor! —mamá eleva las manos al cielo emocionada.

—Vaya, que bueno que las cosas se arreglaron. Ya había preparado un cuchillo para cortar pelotas —papá sube y baja las cejas.

—¡Papá! —sentencio—. Bryan no me haría daño.

—Lo sé, y lo que hizo lo hizo por lo que pasó, y lo entiendo, pero igual, tú eres mi niña, y si alguien te toca, ¡Grr! Gruño igual que un oso.

Esencia✔Where stories live. Discover now