𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 2 | 𝗣𝗿𝗼𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮

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La segunda princesa del imperio jamás se le paso por la cabeza que podría descansar de su largo viaje con la presencia de sus tres hermanos que no la dejarían sola en ningún momento y no se equivocó en lo absoluto. Apenas estuvieron libres de la ceremonia de bienvenida en la sala del trono tuvo que rogar para que sus hermanos la dejaran al menos bañarse y ponerse cómoda para así poder hablar y convivir con ellos.

Kamal fue el mas caprichoso en no querer dejarla sola, pero Bavilo lo retuvo para que no hiciera tonterías mientras Haveron sonreía nerviosamente. Cuando Yvie entro a su habitación sintió una satisfacción plena, estaba tal cual y como la había dejado cuando se fue a la guerra a servir como médico.

—Bienvenida Princesa Yvie —dijo una sirvienta de edad avanzada saliendo de su baño—

—Ha pasado mucho tiempo Alice —dijo la princesa a la sirvienta con sumo cariño—

Esa dulce señora había estado bajo su servicio desde que era una niña y siempre la trato con cariño y afecto, cuido de ella en sus noches de desvelo por sus exámenes de medicina y magia, le ayudaba a ella y a sus hermanos a ocultar sus fechorías, pero sobre todo era una confidente para sus frustraciones, sueños, anhelos y preocupaciones. Sin duda no había mujer mas leal que ella en todo el imperio.

Yvie se acerco a la mujer que no dudo en abrazarla con sumo cariño y delicadeza propias de una dulce abuela. La princesa acurruco su nariz en el hombro de la mujer, el dulce aroma a galletas con miel inundo sus sentidos haciéndola sentir una niña nuevamente en sus brazos cuando su madre se ponía violenta y la maltrataba a ella y sus hermanos.

Mi niña...estoy tan feliz de que hayas regresado sano y salvo —murmuro la mujer tomando entre sus arrugadas manos la cara de la joven— Estas hermosa, ese cabello corto te queda muy bien y veo que has madurado mucho

La joven princesa solo se rio un poco al escuchar las palabras de la mujer mas no dijo nada y dejo que la mimara, que peinara su cabello con sus manos y que acariciara sus mejillas sintiendo mucha calidez en ellas.

—Te lo contare todo lo prometo, pero ahora estoy tan cansada y tengo a un trio que atender —dijo con una leve sonrisa juguetona mientras señalaba con la cabeza la puerta de su habitación haciendo reír a la anciana—

—Oh me lo puedo imaginar, tus hermanos están muy malcriados —afirmo la anciana liberando a la joven de su capa negra para comenzar a doblarla— Tu baño y cambio de ropa están listos querida, tomate tu tiempo, yo me encargare de los príncipes

—Muchas gracias Alice —le agradeció con una sonrisa amable— Ah una cosa mas, dile también a mi hermana Ariana que venga al igual que mis hermanos

—...—la sirvienta no dijo nada, pero hizo una mueca mientras veía a la princesa entrar al baño cerrando la puerta detrás de ella—

Alice quito su mueca y miro con añoranza la puerta antes de seguir con sus deberes para tener la habitación de su niña impecable, había pedido a los cocineros reales desde la mañana que tuvieran todas las comidas favoritas de la princesa y los príncipes listas ya que estaba segura que ellos no saldrían de esa habitación en mucho tiempo para ponerse al día no solo por las novedades del palacio si no también por las anécdotas que de seguro tendría la joven de la guerra.

Cuando la mujer salió de la habitación se encontró a los tres príncipes apoyados en una pared en orden de mayor a menor como si nada estuviera pasando, daban la imagen de ser una escolta personal de guardias cosa que hizo a la anciana reír un poco más rápidamente se puso firme ante los príncipes.

Emperatriz | FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora