Capitulo 40 | Capullo Florecido

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¡Déjenme salir de aquí!

Los gritos desde adentro de la habitación de Benela Verdi no habían parado desde que su hijo menor la encerró ahí y se quedó custodiándola todo el tiempo con ayuda de miembros de la casa Phantom. La rosa roja sentía que su garganta se iba desgarrar por el dolor de gritar sin parar exigiendo su libertad y lanzar maldiciones sin éxito alguno, la habitación estaba insonorizada con magia y nadie podía entrar o salir de ahí sin pasar por las dos guardias de la casa Phantom.

Haaa~ Haaa~ —Benela se dejo caer al piso respirando agitadamente debido al cansancio—

No podía creer que sus propios hijos fueran capaces de hacerle todo esto ¿Cómo es que eran capaces de tratar asi a su propia madre? ¡Después de todo lo que ella lucho por estar en la posición en la que estaba actualmente dándole así la ventaja a sus hijos y ellos le hacían esto...!

En su vida había hecho muchas cosas detestables, hasta mundanas y rastreras para obtener poder como el asesinato del joven príncipe Ares para que su hijo Bavilo fuera en heredero al trono, o la educación a su hijo Kamal para que fuera el principal soporte de su hermano mayor en las sombras...nunca se espero que ellos se pusieran en su contra por su hija.

El día que Yvie nació no fue si no devastador para ella, esperaba tener otro varón para poder obtener mas poder, pero lo que obtuvo ese día fue una niña tan pequeña y frágil que le recordó al capullo de una rosa sin abrir...

Madre

El sonido de la voz de su hija hizo que alzara la cabeza de piso y viera a su hija parada delante de ella con la ropa llena de sangre seca y visiblemente sucia y agotada pero aun de pie de forma imponente ante ella, justo como un líder.

Nada de lo que quiso para su hija había resultado, quería que fuera la dama más hermosa de Arbezela para que se casara con alguien influyente y así posicionar mejor a su hermano mayor para ganar el trono, quería que fuera sumisa a sus ordenes y voluntad para que sus planes salieran a la perfección...

—Hija... —dijo Benela en un tono lastimero y derrotado, estaba agotada—Hija mía...yo...

—¿Tu lo hiciste? —le pregunto Yvie directamente—¿Tu organizaste el ataque para que la ceremonia saliera mal y me perjudicara?

—¡No no no, te aseguro que no! —exclamo Benela sintiendo como las lágrimas salían de sus ojos mientras se aferraba a las piernas de su hija fuertemente—¡Jamás buscaría hacerte daño hija mia, yo te amo mas que a nadie en este mundo!

—... —Yvie no le dijo nada, solo permaneció quieta y sin dignarse a mirarla—

Benela seguía rogando y balbuceando mientras se restregaba en las piernas de su hija hasta que poco a poco sintió como su corazón se apretaba y le punzada mas y mas haciendo que se separara de su hija y se pusiera de pie mientras se sostenía el pecho.

—Tu amas el poder...mas de lo que me amas a mi o a mis hermanos —aseguro Yvie alzando la mano y dejando ver un hilo verde saliendo de su dedo que conectaba con su corazón, ella le estaba ocasionando ese dolor—Me querías hacer una marioneta que complaciera todos tus deseos a punta de golpes y maltratos toda mi vida, querías que llevara la vida que siempre soñaste para mi a costa de mis deseos y personalidad...

—¡S-solo hice esas cosas por tu bien...! —aseguro Benela con dificultad—¡T-tu eres mi hija...mía...!

—Soy tu hija ahora porque puedo matarte y nadie se daría cuenta —dijo Yvie con frialdad haciendo que el hilo se tensara y que Benela cayera de rodillas por el dolor—Quiero que me digas todo lo que sepas, este ataque tenia mucho tiempo de preparación y esta claro que fue bajo tu comando y de esa maldita secta...pero tu no querías usarla este día ¿No es así?

Emperatriz | FinalizadaWhere stories live. Discover now