𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 25 | 𝗖𝗵𝗼𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲 𝗘𝘀𝗽𝗮𝗱𝗮𝘀

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Era muy temprano en la mañana cuando Alice llego a su habitación junto con Ofelia para despertarla y prepararla ya que ese día se realizaría un torneo de esgrima en el que le participarían Bavilo y Kamal, claramente Bavilo era el mas entusiasmado por esto mientras que Kamal estaba mas porque su madre lo había obligado, pero eso no quitaba que ella les había prometido asistir pero no tomo en cuenta las muchas horas que estuvo en el Hospital de la Capital atendiendo pacientes.

Saco fuerzas del agua fría y de una buena taza de café para poder ir a ver a sus hermanos, aunque tuviera que tragarse el disgusto de estar sentada al lado de su madre. Ambas se sentaron y se saludaron como era costumbre pero no se dirigieron más la palabra.

Por el lado de Yvie era mas por el resentimiento y incomodidad que le generaba su madre, incluso un poco de miedo aun cuando ya no era una niña que estaba bajo su tacón y los golpes de su fusta. Siempre que la tenia que ver y actuar como si fueran una madre e hija amorosas le producía nauseas y asco, pero no tenía otra opción, al ojo público así tenía que ser.

Mientras que, por otro lado, Benela no sentía resentimiento o incomodad pero si sentía frustración. Ella no deseaba que su hija se convirtiera lo que era hoy en día, su sueño ideal es que fuera la señorita mas hermosa de Arbezela, que tuviera a todos los hombres bajo su mando para que así ayudara a su hermano Bavilo a tomar el trono. Un hombre podía ser inteligente pero todo eso se desvanecía ante una hermosa mujer y eso ella lo sabia perfectamente, no por nada tuvo y tiene al emperador aun bajo su hechizo, ella solo quería su hija entendiera lo grandioso de ese poder pero ella jamás lo acepto. Siempre rebelde, siempre impredecible...una autentica tempestad hecha persona que no aceptaba nada que no fuera su punto de vista, eso es algo que había heredado de ella...

—«Jamás me diste el gusto de verte fracasar en lo que querías para que así aceptaras tu papel e hicieras lo que yo quería para ti, que vivieras la vida que deberías estar viviendo» —pensó Benela mientras miraba de reojo a su hija—

No se dio cuenta en que momento ella se paro de su asiento para apoyarse en el barandal y animar a sus hermanos con una sonrisa y gritos de ánimo en el torneo. La miro fijamente, por un segundo le recordó a ella cuando era joven...alegre, vivaz, amorosa y libre...Todo lo que ella fue lo era su hija ahora mismo...

A partir de este momento ya no eres hija mía, te desconozco Yvie

Pues yo no te desconozco Madre, Yo soy tu hija y nunca dejare de serlo...Jamás podrás negarme, así como yo jamás podre negarte porque las dos, aunque lo niegues por mil años incluso...Somos iguales

—«Tu tenías razón, somos iguales» —penso Benela ocultando una sonrisa leve detrás de su abanico—«Veamos si parecerte a mi te funcionara que logres tus objetivos»

No era estúpida, sabia en lo que estaba metiendo ella pero ella tampoco podía quedarse atrás. Aun si tenia que enfrentar a sus propios hijos ella seguiría con sus planes, aun si eso le costaba su propia sangre.

 ¡NO PUEDE SER, KAMAL!

El grito de la segunda princesa resonó en toda la sala al ver como su hermano menor Kamal recibió un ataque casi letal de su contrincante, la princesa Ariana, que lo mando al otro lado de la sala. Rápidamente Yvie bajo a la arena para poder atender al príncipe Kamal mientras que Bavilo visiblemente preocupado le ayudaba en todo lo que ella le decía.

El príncipe estaba inconsciente y su cabeza sangraba, pero Yvie estaba segura que tendría que hacerle más exámenes para asegurarse de que el no tuviera nada roto ni un daño grave a largo plazo.

Emperatriz | FinalizadaWhere stories live. Discover now