Capitulo 44 | Peligro Latente

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Personas sanas, sonrientes y siendo alimentadas con comida caliente...esa era una de las vistas favoritas de Yvie desde que experimento por primera vez lo que eran los barrios mas bajos cuando ejerció sus practicas antes de graduarse de la carrera de medicina asi como cuando realizo su servicio en Xek y tiempo después en la guerra.

La cabeza le estaba matando y su cuerpo pedía a gritos un descanso después de horas y horas de no parar en cumplir su deber como medico el cual era ayudar a quienes mas indefensos se encontraban. El apoyo de la Casa Phantom fue vital para conseguir todo lo que necesitaban para poder atender a todos y poder administrar bien los recursos que le otorgo la iglesia que iban desde ropa, víveres y manos extra para poder atender a todos.

Lo único que si tuvo que correr por su cuenta fue la ayuda médica por la saturación del hospital de la capital, esa fue la única razón por la cual la iglesia le otorgo el permiso de intentar usar la espada sagrada para curar a todos.

—Le agradezco mucho que me haya dado la oportunidad de poder usar esta arma, excelencia —dijo Yvie entregando personalmente la espada a uno de los sacerdotes que acompañaban a la líder de la iglesia mientras hacia una reverencia—

—No princesa, usted no tiene que darme las gracias —aseguro la mujer poniendo su mano sobre la cabeza de las joven que aun permanecía gacha—Usted ha demostrado ser lo suficientemente digna de mi confianza para poder tomar esta reliquia entre sus manos y darle el mejor de los usos —paso su mano por debajo de la cabeza de la princesa para tomarla del mentón y hacerla enderezar para que la viera a los ojos—Lo que hizo usted hoy aquí fue lo mas hermoso que estos viejos ojos han visto y estoy segura que la Diosa Astotelia estuvo a su lado todo el tiempo para poder guiarla en este duro camino

—...—Yvie no dijo nada, solo asintió con la cabeza y dio una ultima reverencia antes de alejarse—

La mujer vio como la joven se iba alejando de su vista hasta que llego a su guardia personal para caer en sus brazos debido al agotamiento extremo que claramente presentaba su cuerpo.

—Su excelencia ¿En serio usted cree que una princesa ilegitima es digna de recibir la bendición de la Diosa Astotelia para ser la heredera al trono? —pregunto uno de los sacerdotes—

—Hm, no es el poder mágico o la belleza física lo que define a un buen heredero al trono —aseguro la mujer viendo con una leve sonrisa la escena delante de sus ojos— Hay muchas otras cosas que pueden definir a un heredero que recibe la bendición...cualidades que creo que hemos olvidado hace mucho tiempo...

La princesa era amada no solo la gente al ser visto como seres humanos y no ganado manipulable, que era capaz de reconocer su mortalidad ante los que deberían verla como una entidad divina, pero eso no era malo sino todo lo contrario, el reconocer que era igual a ellos y reconocer sus errores y debilidades permitía empatía mutua en ambos lados, algo que hace mucho tiempo los nobles parecieron olvidar.

Además, que también era amada por sus seres queridos que se preocupaban por ella y eran capaces de hacer lo que sea por estar a su lado y cuidar de ella, así como ella cuidaba de ellos...alguien así era lo que Arbezela necesitaba.

Regresemos ahora...tenemos una reunión al pendiente con el Emperador

[...]

El imperio de Arbezela se levanto entre bullicios fuertes debido a la entrega de las noticias de ese día. Lo sucedido en los barrios bajos con la segunda princesa había corrido como un fuerte rumor que se expandió como la pólvora hasta que por fin tuvieron las noticias en el periódico.

Emperatriz | FinalizadaWhere stories live. Discover now