El chico del poema

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14 de Febrero 2018

Todo comenzó a mitad de segundo año de preparatoria cuando me encontraba en la aburrida clase de la maestra Esmeralda, una maestra risueña pero con manías un poco extrañas, de hecho recuerdo a Fernando, mi mejor amigo y a otros compañeros decir que soy como una hija perdida de la maestra Esmeralda, esto debido a nuestras múltiples similitudes como lo es mi piel blanca palidecida que hace juego con la de ella, mi risa contagiosa y ruidosa ante situaciones sin sentido, también el fanatismo que ambas tenemos en usar el color amarillo en nuestras prendas, nuestro rechazo ante pasar más de cinco minutos bajo el rayo solar.
Mientras la clase transcurría con normalidad yo encontraba en el asiento de hasta enfrente como todos los días acompañada de mi mejor amigo.
Nunca fui una niña muy social, a decir verdad siempre fui muy tímida cuando se trataba de hablar con alguien más así que mis días escolares se resumían en estar en clase y no platicar con absolutamente nadie, solo con mi mejor amigo Fernando, Fernando y yo teníamos la mejor relación amistosa que puedan imaginarse, el y yo teníamos mucha confianza él uno con el otro.
En medio de la clase después de terminar nuestra actividad artística del día la maestra se paro de su lugar para dar un anuncio
— Muchachos el día de hoy hay un compañero nuevo en esta escuela, pero no de este grupo, del grupo de aún lado solo que su compañerito llegó hoy y para asignarle una calificación les va a recitar un bonito poema.

Nadie sonó entusiasmado por escuchar un aburrido poema que seguramente un joven inexperto recitaría terriblemente mal pero que importa de todas maneras lo iba a hacer.
Pasaron menos de dos minutos cuando entró al salón un chico pero Dios mío ¡Que chico! No pasaron más de 10 segundos cuando yo ya lo había escaneado de pies a cabeza, entró más colorado que un jitomate de los nervios pero eso no quitaba que tuviera una sonrisa tan bella, con esos dientes blancos y sus gruesos y carnosos labios rosados acompañados de un grande pero bonito lunar bajo el labio al lado izquierdo, era alto ¡Muy alto! en ese momento evidentemente no tenía un metro para medirlo pero pude calcular que aproximadamente media 1.80 y exacto acerté. Tenía unas cejas rectas y pobladas, unos ojos grandes pero con párpado caído los cuales se le cerraban cada vez que sonreía, pestañas negras y caídas, su nariz respingada y afilada, su cabello castaño obscuro un poco más largo de la parte de arriba que de los costados y tenía aproximadamente tres cabellos delgados que invadían su frente aunque los peinara, su rostro de un tono claro y no pálido sin vida si no todo lo contrario, era un color de piel hermoso.
Tenía una espalda ancha y brazos gruesos, sus piernas eran largas y con músculos saltados, debe practicar algún deporte, la firmeza en su cuerpo lo decía.

Mientras recitaba su aburrido poema del cual no recuerdo ni una sola palabra de lo que dijo me dediqué a observarlo una y otra y otra vez de arriba hacia abajo, me parecía un chico bastante lindo y realmente algo llamaba mi atención de una manera impresionante lo cual admito fue raro ya que solo tenía 17 años no tenía interés en algún novio o algo de relaciones amorosas pero no importa en ese momento paso por mi cabeza un trailer de mi vida junto a ese chico el chico hermoso del poema del cual ni siquiera sabía su nombre pero yo ya me visualizaba en el altar con el, educando a nuestros hijos y desayunando juntos el resto de nuestras vidas hasta envejecer.

  — ¡Oye cierra la boca, se te meterá una mosca!
— ¡¡¡Fernando!!! no me asustes solo estoy prestando atención — Le lancé una mirada con todo el odio que me fue posible en ese momento pues había interrumpido mi sueño despierta.
— ¿Prestas atención al poema o al muchacho que lo recita? — Pregunto sarcástico
— Pues al poema, ahora deja de molestar y pon atención a mi futuro esposo.
Así es, no lo pensé solo salió de mi boca....
Fernando llevaba enamorado de mí desde que iniciamos la preparatoria y bueno ya se imaginarán como se puso ante aquel comentario y sobretodo ante aquellas miradas que no podía dejar de hacer frente a ese hermoso chico.
La maestra lo hizo repetir su poema una y otra vez pues según ella le faltaba entonación y voz lo cual el chico seguramente no hacía por vergüenza
— Por algunas décimas extra, alguien puede ayudarle a este nuevo compañero. — Propuso la maestra mientras se paraba en medio del salón
Nadie sonó interesado en aquella propuesta pues además de que pasar con un 10 es su materia era de las cosas más sencillas seguramente nadie quería pasar por la vergüenza de recitar el poema junto a él.
— No van a recitar el poema, solo van a darle instrucciones de cómo hacerlo, nosotros lo hemos visto cientos de veces y él es nuevo en esta escuela — Aclaró la maestra.
Fernando volteó y me miro por algunos segundos
— Amiga mía, sé que mueres por ser tú quien ayude a tu "Futuro esposo" pero te conozco, sé que eres tan tímida que no podrías si quiera acercarte a él y a pesar de que en confianza hablas hasta por los codos sé que si te paras frente a él, ninguna palabra saldrá de ti, así que no te preocupes yo lo are por ti, yo ayudaré a tu futuro esposo. — Expresó Fernando y enseguida levantó la mano frente a la maestra para ofrecer su ayuda.
Ambos chicos salieron del salón de clases y desde la ventana pude observarlos platicar por varios minutos, el chico sonreía bastante, no sabía si estaban platicando sobre algo gracioso o todo el tiempo sonreía por naturaleza pues en los minutos que estuvo fuera siempre lo vi con una sonrisa bastante reluciente, me preguntaba que hablaban, si solo hablaban del poema o quizá ya sabía su nombre, no lo sabía, al poco rato ambos entraron, Fernando se sentó a mi lado y después de dos intentos más la maestra por fin acepto su poema.
Cuando concluyó el poema salió del salón y sabía que no volvería a saber nada de él porque imposible que me mirara, aparte no sabía ni su nombre, ni de dónde venía, tampoco sabía porque se había integrado hasta la mitad del segundo año y era lo suficiente tímida para buscarlo además de la escuela estar repleta de chicas lindas que quizá querrían intentar algo con él ya saben por eso de ser el nuevo de la escuela y ser la sensación.

  — Adiós chico del poema un placer imaginar mil escenarios maravillosos a tu lado

1460 días junto a él Where stories live. Discover now