Tarde de peliculas (Dia 357)

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23 de Agosto 2019

Disfrutando de lo últimos días de vacaciones Gerry y yo hicimos una cita en mi casa, así es vendría por segunda ocasión a casa después de haber pedido permiso para ser novios, teníamos un plan casi perfecto, hasta que todo se vio interrumpido por mi cita en la universidad para conocer las instalaciones, por suerte tal hecho fue por la mañana así que volvería a casa a una hora adecuada para esperar a que mi alto novio llegara quien había pedido que le hiciera su comida favorita *Enchiladas verdes* muy picantes.
Temprano fui a la escuela y di un amplio recorrido por todos los pasillos y salones, conocí a la mayor parte de maestros y aulas hasta que pasaron dos horas y todo termino, salí casi corriendo y tomé el primer transporte que me trajera a casa, al llegar me di un baño exprés que solo duro 3 canciones, me cambie rápido poniéndome unos jeans color azul obscuro y la playera blanca que Gerry me regaló el 14 de febrero, cepille mi cabello y corrí hacia la cocina para preparar lo que me había pedido.
Cuando me encontraba en la estufa pude percibir el ladrido de los 2 perros pitbull que tiene mi tío Efraín quien también vive con mi abuela, enseguida escuché que tocaban a la puerta y corrí llena de emoción, antes de abrir pude verlo a través del vidrio y el saludo con la mano, abrí la puerta solo un poco sonreí y me asomé por una esquina
— No hay nadie joven dije entre risas
— ¿Se encuentra la señorita Gema? Pregunto
— No joven, no se encuentra
— Bueno tendré que llevarme esta rosa que era para ella pero como no está tendré que irme.
Cuando vi la bella flor color rosa abrí por completo la puerta café y lo abrace, di un beso en su cachete y le sonreí con entusiasmo — Woow una rosa color rosa, mi flor favorita.
— No, es para mi novia Gema pero tú dijiste que no está dijo mientras levantaba la flor imposibilitándome alcanzarla por mi corta estatura.
A lo cual solo reí y enseguida me abrazo y entrego mi flor la cual de inmediato coloque en un florero con agua y puse sobre la mesa.
Mi abuela que se encontraba en su habitación al escuchar que había llegado salió y lo saludo siendo apenas su segundo encuentro, pues el primero fue en la graduación de preparatoria, él correspondió de manera cortes ante el saludo.
Después de unos minutos la comida estaba lista y nos dirigimos al comedor en donde Gerry llamó a mi abuela para invitarla a comer con nosotros y ella acepto. Las enchiladas eran bastante picantes ya que a él así le gustaban pero en mi caso no era así, por ello pase la mayoría de la comida bebiendo agua.
Tras la comida nuestro plan era ver nuestra película favorita con la cual nos identificábamos y que en algún momento vimos por videollamada, esta ocasión la podríamos ver juntos.
— ¿Cual es tu habitación Gema?
— Está justo allá dije señalando hacia la entrada
Al entrar lo primero que Gerry percibió fueron mis paredes color azul cielo que de inmediato llamaron su atención — Gema, de este color exactamente era la casa en donde vivía, la de mis padrinitos, me recordó mucho a ellos. Es indescriptible el brillo en sus ojos y la emoción de su rostro cada que habla de ellos.
Solo sonreí al ver la felicidad que transmitía al recordar su antiguo hogar — Tengo una historia graciosa acerca de este color
    — A ver señorita cuénteme su aventura
    — Hace unos días no podía dormir por la madrugada así que me levante  por un bote de pintura azul a la bodega, moví todos mis muebles y comencé a pintar.
    — ¿Toda la noche estuviste pintando tu cuarto? Pregunto asombrado
    — Si, termine a las 7 de la mañana
    — Ay Gemita, eres muy ocurrente dijo mientras daba unas ligeras palmadas en mi espalda.
Después de platicar unos minutos nos acostamos en mi cama y colocamos nuestra película favorita, la cual disfrutamos mucho pues por primera vez pudimos verla juntos, más tarde salimos a la cocina por un poco de alimento y cosas para comer mientras disfrutábamos de más películas, por supuesto no podían faltar las del hombre araña, duramos horas frente a la televisión abrazados, fue una tarde maravilla.
Pocos minutos antes de que la noche comenzara a caer y tuviera que ir a casa se sentó en la orilla de la cama invitándome a que hiciera lo mismo así que de inmediato me levante de mi cómodo lugar y me senté a su lado.
     — ¿Que sucede Gerry?
     — Quiero platicarte algo dijo en tono serio ¿Recuerdas lo que platicamos hace unos días?
    — Supongo que te refieres a el problema que tuviste con tu mamá por la escuela.
     — Si, Justo de eso hablo, ya e tomado una decisión...
    — ¿Y que pensaste?
    — Me quedaré aquí por dos motivos, porque no quiero dejarte y porque prometí que el día que volviera a ver a mis padrinos sería para ofrecerles algo porque nunca e podido agradecerles todo lo que hicieron por mi y cuando termine la carrera ese será el día.
    — ¿Estas seguro de tu decisión?
    — Si, ya lo pensé bien pero tendré que dejar la opción de la carrera de medicina pues es una carrera cara y así como veo las cosas Graciela no me va a apoyar, buscaré un empleo y estudiare logística, ya metí los papeles.
    — Jesús, yo solo quiero que lo que sea que hagas te sientas pleno y satisfecho, yo sé lo bueno que eres en la escuela y estoy segura que la carrera que elijas la aprovecharás al máximo y serás el mejor, confío en eso. 
    — Gracias preciosa, ya están por empezar las clases
     — Y estoy segura que te va a ir muy bien, campeón.
De inmediato extendió sus brazos para darme un apretado abrazo y un beso en la frente acompañado de una sonrisa — Por cierto ¿Porque me llamaste Jesús?
    — Porque así te llamas, casi nadie te dice así y ese nombre me gusta más que Gerry, así que para mi serás Jesús a partir de ahora.
    — De acuerdo, Andy
    — ¿Tú también me llamarás por mi segundo nombre?
    — No, a mi me gusta más Gema. — Preciosa debo irme, ya comienza a hacerse tarde.
Lo acompañe hasta la puerta de la calle y me despedí con un largo abrazo.
     — Ve con mucho cuidado y mucho éxito en esto nuevo que viene, gracias por este día.
Correspondió a mi abrazo y se dio la vuelta para irse, lo vi alejarse y acerté chiquito por la calle hasta que deje de verlo entré a casa.

Tía Lupe y tío Miguel viven en casa de don Lucio y doña Esperanza, los papás de tía Lupe y para este fin de semana que se aproximaba ellos me sugirieron  invitar a Gerry a comer, lo cual le propuse en una llamada telefónica y lleno de emoción sin pensarlo demasiado su respuesta fue un si.
Al llegar el día tío Miguel tenía un partido de fútbol por la mañana al cual Gerry nos acompañó, junto con su hermana menor de mi tía, Anita.
Llegamos al enorme y verde campo de inmediato mi tío se alejó de nosotros para acercarse con los hombres con los que jugaría. Tía Lupe, Anita, Gerry y yo nos sentamos en las gradas en donde veríamos el partido, a los pocos minutos Anita saco de un pequeño bolso color rosa un popular juego de cartas proponiendo jugáramos a lo cual todos nos miramos y aceptamos, Gerry repartió las cartas y nuestro juego comenzó, Gerry como siempre, comenzó a hacer sus tan acostumbradas bromas escondiéndole las cartas a la hermana menor y haciendo trampa con ellas mientras ella solo reía.
      — Nunca las voy a invitar cuando yo juegue fútbol porque se ponen a jugar cartas en lugar de que me digan porras comentó Gerry en tono de voz serio a lo cual nosotras solo reímos
     — Tu también estás jugando exclamo Anita
     — Si, pero yo solo juego para no dejarlas solas
     — ¡Que mentiroso!
Nuestro juego continuó durante todo el partido, en el cual Gerry no dejaba de bromear con Anita, hasta que terminó y tío Miguel se acercó a nosotros y emocionado nos pregunto — ¿Si vieron todos los goles que detuve?
Solo nos miramos los tres pues ninguno había puesto atención a lo cual respondimos un "Si" para no romper su ilusión.
El campo quedaba a unas calles de la casa de tía Lupe así que solo bastó caminar unos minutos para llegar en donde ya nos esperaba la comida lista, al llegar Gerry saludo cortésmente a sus papás quienes nos invitaron a tomar asiento para comer.
Esa era la primera vez que Gerry compartía la mesa con toda la familia de tía Lupe incluyendo a sus papás, su abuelita Julia y a 3 de sus hermanas Mariand de 23 años, Katia de 21 años y por supuesto Anita de 9 años.
— ¿Cuantos años tienes muchacho? Pregunto la abuelita Julia durante la comida
— Tengo 19 señora, recién los cumplí, en el mes de abril.
Después de una charla durante la comida, terminamos de comer y alguna de las hermanas de tía Lupe comentó que debíamos sacar el jueguito a lo cual todos emocionados aceptaron
— ¿Cual jueguito? Pregunto Gerry
— Nosotros jugamos un juego de mesa muy divertido, vamos juega y te explicamos
De inmediato la hermana menor sacó el juego de un cajón y lo colocó sobre la mesa
— Es como el juego de parchís, tienes 4 canicas y deberas llegar a tu meta mientras que los otros colores intentan regresarte, tú tendrás el color blanco Jesús.
Todos eligieron su color, yo tomé las canicas verdes como de costumbre, el juego se tornó bastante entretenido y Gerry parecía estarla pasando bien, hasta que llegó la hora de ir a casa.

1460 días junto a él Where stories live. Discover now